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La mafia se convierte en el primer banco de Italia

La Cosa Nostra tiene una facturación anual de 140.000 millones de euros y unos beneficios superiores a los 100.000 millones.

El crimen organizado ha reforzado su control sobre la economía italiana durante esta crisis económica. Los míticos grupos del crimen organizado italiano como la Cosa Nostra siciliana, la Camorra de Nápoles o la Ndrangheta calabresa  siempre han tenido una gran influencia en la economía del país, pero en la actualidad se han convertido además en el primer banco italiano.

Un amplio informe de Sos Empresa, en colaboración con la Asociación Nacional de Comerciantes (Confesercenti), revela que la mafia es el “primer banco del país”, con una facturación de 140.000 millones de euros y unos beneficios superiores a los 100.000 millones. Se trata de una impresionante cantidad de dinero que se obtiene en gran parte con el tráfico de droga.

Según ese mismo informe, la Cosa Nostra dispone de una liquidez de 65.000 millones de euros, con lo que se trata del “banco más grande del país”, ya que mediante préstamos, y ante la sequía crediticia “oficial”, se ha convertido en una fuente cada vez más sofisticada y lucrativa de ingresos para los mafiosos junto con el tráfico de drogas, el contrabando de armas, la prostitución, el juego y el crimen organizado, añade el informe. Se estima que alrededor de 200.000 empresas están vinculadas a los prestamistas de la mafia.

El nuevo rostro de la Mafia

La imagen de gángsters antiguos al estilo Al Capone parece haberse sustituido por figuras de banqueros aparentemente respetables, abogados o notarios, según afirma el informe. "Esto es extorsión con la cara limpia", añade el estudio. "A través de su profesión, conocen los mecanismos del mercado de crédito legal y muchas veces conocen la situación financiera de sus víctimas perfectamente".

Los particulares clientes de este tipo de préstamos suelen ser de mediana edad, comerciantes y pequeños empresarios que se esfuerzan por encontrar un nuevo trabajo y que están dispuestos a intentar cualquier cosa para evitar la quiebra. Según el informe, "por lo general son personas de los sectores tradicionales de venta al por menor, como alimentos, fruterías, tiendas de ropa o zapaterías, floristerías o tiendas de muebles. Éstas son las categorías que, más que cualquier otra, están pagando el precio de la crisis económica", concluye el informe.

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