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Obama agita el fantasma de China de cara a las elecciones

El presidente de EEUU anticipa sanciones contra el país asiático y más impuestos a las empresas que deslocalicen empleos.

El próximo noviembre, Barack Obama se enfrentará a las urnas en busca de la reelección. Y, por lo visto en su último Discurso sobre el Estado de la Unión, ya tiene el argumento alrededor del cual articulará su campaña: la recuperación de los empleos en el sector manufacturero norteamericano. También tiene un par de malvados (algo interesante en todo relato que se precie): China y las empresas con fábricas en otros países. Eso sí, en mitad de todo esto queda el comercio internacional, que podría salir muy dañado de la contienda que ahora se inicia.

Este lunes, el economista Jagdish Phahwati ha publicado un duro artículo en el Financial Times en contra de las medidas esbozadas por Obama. El profesor de Columbia acusa a su presidente de haber lanzado un ataque contra el comercio internacional a través de tres medios: matando "infamemente la Ronda de Doha", diseñando el Tratado Trans-Pacífico con un "espíritu de confrontación con China" y acusando "injustamente" a la "deslocalización" de las dificultades que afronta la economía norteamericana.

En los últimos días han sido numerosos los expertos que han criticado el discurso, pero la columna de Bhagwati es llamativa por su contundencia, por el medio en el que se ha publicado y por la precisión con la que desmonta los argumentos del político demócrata.

Las palabras de Obama

El discurso proteccionista es habitual en años electorales. Es muy fácil recurrir al viejo argumento en contra de las empresas extranjeras y en defensa de la propia industria. Incluso en un país tan ligado al comercio como EEUU, existen miles de leyes que protegen la producción nacional, a costa del bolsillo de los consumidores, como si estos no fueran también votantes. La apelación a la necesidad de cuidar la agricultura o las manufacturas es muy común en políticos de todo el mundo. En este caso, además, Obama podría buscar ahondar la diferencia con su previsible rival, Mitt Romney, que fue directivo de una empresa dedicada a comprar empresas en dificultades para trocearlas y luego venderlas.

Éstas son algunas de las frases más destacadas del discurso del pasado 26 de enero:

  • "Mucho antes de la recesión, los empleos y la manufactura comenzaron a abandonar nuestro país".
  • "No regresaremos a una economía debilitada por la exportación de los trabajos".
  • "Toda empresa multinacional debe pagar un impuesto básico mínimo. Y hasta el último centavo debe usarse para reducirles los impuestos a las empresas que opten por permanecer aquí" (esto quiere decir que las empresas estadounidenses con plantas en otros países pagarán más impuestos mientras se subvenciona a las compañías que se instalen en suelo norteamericano).
  • "Crearemos una unidad de Cumplimiento de las Reglas Comerciales que será responsable de la investigación de prácticas comerciales injustas en países como China".

Las falacias, según Bhagwati

El profesor Bhagwati ha denunciado los errores que se esconden detrás de las palabras de Obama. En su opinión, detrás de esta facilona apelación al patriotismo y a los empleos estadounidenses no se esconde más que una vuelta al proteccionismo que "dañará la economía de los EEUU y socavará el comercio mundial".

Todo el planteamiento del demócrata gira en torno a algunas falacias que los políticos utilizan a menudo, pues son del gusto del electorado, aunque no tengan sentido económico. Para empezar, Bhagwati recuerda cómo mantener artificialmente empleos en una planta concreta puede provocar que toda la firma tenga que cerrar por su falta de competitividad. El ejemplo que utiliza es el de HP (que cerró varias de sus fábricas en EEUU y eliminó en este país hasta 30.000 empleos). Los competidores de esta marca son firmas chinas, europeas o japonesas. No despedir a esos miles de personas puede ser pan para hoy pero hambre para mañana, cuando haya que despedir a todos los empleados (100.000) de la empresa porque ya no es competitiva.

En segundo lugar, Bhagwati expone algo evidente: "Significativa in-localización está ocurriendo en paralelo". Esto quiere decir que las empresas que se marchan al extranjero acaban comerciando con las estadounidenses en otros campos. Por ejemplo, una empresa china que parece que roba empleo a los EEUU, acaba generando más puestos de trabajo cuando compra servicios a compañías americanas o necesita productos de más valor añadido que sólo en ese país se producen. Es una constante en la historia de la humanidad: los países menos desarrollados se han ido especializando en los trabajos que antes hacían los más ricos y estos han buscado nuevas opciones (Inglaterra ya no es una potencia industrial, como en 1900, pero es mucho más rica que entonces).

Por otro lado, poner la lupa en las empresas hace que nos olvidemos de un factor evidente: los consumidores. Por ejemplo, los votantes de Obama seguramente querrán gastarse 200 dólares en una lavadora, en vez de 300, aunque la última sea nacional. Además, con esos 100 dólares extra, podrían comprar productos norteamericanos de otras empresas no subvencionadas.

Por último, Bhagwati critica los argumentos "pro-manufacturas" de Barack Obama. Aunque la apelación a los empleos manuales (agricultura e industria) siempre tiene mucha fuerza en ciertos segmentos del electorado, el economista le recuerda a su presidente que "la noción de que las manufacturas son más productivas que los servicios no está apoyada por la evidencia científica". Por eso, no es lógico defender que este tipo de industrias debe ser "ayudada" con preferencia a las demás.

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