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Emilio J. González

Qué les duele a los sindicatos

Rajoy les dio la oportunidad de que fueran ellos quienes dotaran de contenido a la reforma laboral que necesitaba este país, pero no lo hicieron, en parte porque midieron mal tanto sus fuerzas como la capacidad de reacción del Gobierno

UGT y CCOO están en pie de guerra contra el PP. Mejor dicho, llevan así ya algún tiempo, desde que intentaron acabar con la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, a golpe de huelga política, pero ahora quieren poner el punto de mira en Rajoy y su Gobierno. ¿Qué es lo que les duele?

Les duele que el PP ha demostrado que se puede gobernar este España sin estos sindicatos. Rajoy les dio la oportunidad de que fueran ellos quienes dotaran de contenido a la reforma laboral que necesitaba este país pero no lo hicieron, en parte porque midieron mal tanto sus fuerzas como la capacidad de reacción del Gobierno, en parte porque su objetivo era desgastar al nuevo Ejecutivo. Ahora se han encontrado con la sorpresa de que el Gobierno no les tiene el miedo que ellos le suponían y, encima, como la mayor parte de la gente entiende que las medidas que se han adoptado, por duras que sean, eran necesarias, el pasado domingo se quedó en su casa y dejó que los sindicatos resuelvan por sí solos, y sin el apoyo masivo de la sociedad, sus cuitas con el Gobierno.

Les duele que el PP está demostrando que estos sindicatos son irrelevantes. Al descentralizar la negociación colectiva se acabó su poder político, y como no son centrales modernas, al estilo de las alemanas, que basan su fuerza en la prestación de un montón de servicios a los trabajadores, nuestros sindicatos se están convirtiendo en irrelevantes a marchas forzadas sin enterarse de que, o se dejan de ideologías y dan un giro radical a su estrategia, o no les va a apoyar ni el gato.

Les duele que el PP se ha atrevido a tocar los dineros que reciben del sector público, rebajándoles las subvenciones y ahora arrebatándoles, a ellos y a la patronal, el monopolio de los cursos de formación, con los que obtenían ingresos importantes para sus arcas.

Les duele, en definitiva, que el PP no les considera como una parte del entramado institucional del Estado porque no los son. Su representatividad real procede de su afiliación, que es muy baja y en cuanto se les quita el poder político que entraña la negociación colectiva centralizada y se les toca los dineros se quedan en lo que realmente son, esto es, en organizaciones que no representan a casi nadie. Si no entienden esto y cambian de forma drástica sus estrategias, en pro de su modernización, lo único que van a conseguir de seguir con el enfrentamiento con el Gobierno es suicidarse porque la población les da cada vez más la espalda, sobre todo después de ver su silencio y sus connivencias con el Gobierno Zapatero o de descubrir la privilegiada situación económica de que disfrutan sus líderes. Lo dicho, o cambian o se van a quedar en nada.

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