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Carlos Rodríguez Braun

Mano invisible y ausente

Schlefer dice que la ciencia económica ha concluido que no hay tal cosa como una mano invisible que conduzca a los mercados libres al equilibrio, y que la prueba más reciente es... ¡la crisis!

Schlefer dice que la ciencia económica ha concluido que no hay tal cosa como una mano invisible que conduzca a los mercados libres al equilibrio, y que la prueba más reciente es... ¡la crisis!

Gracias a Carlos Veira Lorenzo, seguidor mío en twitter (@veira y @rodriguezbraun) llamó mi atención al texto colgado por el doctor Jonathan Schlefer en el blog de la Harvard Business Review, con el título There is no invisible hand. Es un interesante resumen de equívocos económicos.

Schlefer dice que la ciencia económica ha concluido que no hay tal cosa como una mano invisible que conduzca a los mercados libres al equilibrio, y que la prueba más reciente es... ¡la crisis!

Sin detenerse a pensar en si la economía se parece siquiera remotamente a un mercado libre, pasa a citar a Adam Smith y a contarnos que detectó fallos del mercado, como si tal cosa fuera desconocida, y a resumir la historia de los modelos de equilibrio general, como si esa historia fuera toda la teoría económica y como si la defensa de la libertad de mercado descansara sobre sus conclusiones, dos notorias falsedades.

A partir de allí, el autor resbala sin freno, y es lógico: asociando equilibrio con mercado, es fácil concluir que si no hay equilibrio entonces no hay razón para postular la libertad económica. Es curioso que se vincule la economía neoclásica con el liberalismo cuando apunta en sentido contrario. Cualquier economista mainstream, ante la posibilidad de apoyar el mercado libre, extraerá de su arsenal intelectual una ristra de razones técnicas para no hacerlo: bienes públicos, externalidades, asimetrías de información, etc. El mercado es bueno pero sólo si es perfecto: como no lo es, pues no lo es.

El doctor Schlefer se apunta a varias consignas del pensamiento único, como la inquina a la contención del gasto público y la desregulación de los mercados –no parece percibir que esto contradice el supuesto inicial de su supuesta libertad–. Mi perla favorita es la siguiente, que parte del disparate de suponer que el órgano intervencionista por excelencia, el banco central, es un paradigma de la confianza en el mercado libre, y que sólo interviene cuando hay crisis, no antes, y cuando interviene lo hace para bien: "Como cree excesivamente en la mano invisible, la Reserva Federal no pudo anticipar la llegada de la crisis subprime... Pero cuando la crisis estalló, la Fed abandonó sus sofisticados modelos de la mano invisible y respondió con toda su fuerza para sostener la economía".

En Libre Mercado

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