Coincido en el titular, pero no en el contenido. Porque en realidad, se propone atajar un problema que debería ser eliminado en su génesis y me refiero a la posibilidad de que pueda ocurrir.
La propuesta de una fiscalización continua de las cuentas autonómicas, no es ni más ni menos en convertir al Estado en lo que mi abuelo habría calificado como un pavero. Oficio este que según referencias, exige constante y exhaustiva vigilancia por parte del cuidador, para que los animales no se salgan del "roal".
En estos días en que los problemas del país se han vuelto acuciantes, está candente el debate de si el Sr. Rajoy ha hecho suficiente y como no podría ser de otra forma, él le dice a Uropa que sí. Pero aunque es cierto que se ha puesto manos a la obra de reducir gastos y recortar desmanes, no es menos cierto que los manoseados defectos estructurales siguen ahí sin que parezca haber voluntad política o cojones de meterles mano y conste que aquí quiero pensar bien de los políticos y creer que conocen cual es el verdadero problema y que lo tienen diagnosticado.
En este sentido, lo único que se ha hecho ha sido la reforma laboral y en mi opinión, es escasa y muchísimo más suave lo que habría sido menester no solo para salir de la crisis, sino para ganar competitividad y no perder más terreno frente a los tigres Asiáticos que nos devoran.
Pero es que además del asunto laboral, el resto de deseconomías siguen ahí y terminarán con hacernos ir al traste si es que no lo han hecho ya. Por ejemplo, la hiperregulación en todos los ámbitos de la actividad humana y empresarial; la hipertrofia de la Administración; la fragmentación de la normativa a extremos tan absurdos como que el empresario que quiera poner un café bar en Madrid, tiene que satisfacer unas ordenanzas totalmente distintas del que lo quiera establecer en Ponferrada. Resultado de lo cual, es que una empresa de ámbito nacional tiene incluso más dificultades dentro de país que una multinacional, porque en realidad, opera en un conjunto de miniestados.
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Por resumirles y no cansarles, concluiré diciendo que evidentemente, la receta de D. Mariano -un burócrata al fin y al cabo- consiste en reducir en lo posible los gastos y aumentar los impuestos, pero *manteniendo la estructura*. Lo que constituye un craso error, porque es justamente esta -lo que podríamos denominar “el Sistema“- el que es decimonónico; anacrónico; incosteable; corrupto; ineficiente e insostenible. Además, empeñarse en que la población puede costear ese mastodóntico e ineficiente dispositivo, es un error suicida que terminará asfixiando a la sociedad a la que pretende servir.
En otras palabras: los problemas seguirán siendo los mismos en el mismo sitio, y solo se habrán aplicado cataplasmas calientes para intentar alargar la vida del enfermo. El resultado de todo esto es que la Sociedad del Bienestar que nos venden, se convertirá finalmente en el bienestar infinito de los difuntos.
Salu2