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España pone en aprietos a Merkel

El 9 de julio está previsto conocer las condiciones del rescate bancario. Pero ya se habla de retrasos. La ayuda le pasa factura a la Canciller.

El 9 de julio está previsto conocer las condiciones del rescate bancario. Pero ya se habla de retrasos. La ayuda le pasa factura a la Canciller.

Hace dos semanas, en España se celebró con euforia el resultado de la maratoniana cumbre del Consejo Europeo: Rajoy había logrado su objetivo de que el rescate bancario no pasara por el Estado, sino que fuera directamente inyectado en las entidades financieras. Se ensalzaba que los intereses nacionales se habían impuesto al sector más intransigente y el Gobierno del PP atravesaba, tras días de continuos sobresaltos, una semana plácida en los mercados y en la vida política.

A Merkel, en cambio, le esperaba una semana aciaga: mientras aquí se coloca a la alemana a la cabeza del sector más duro de la UE y se especula con las condiciones que impondrá a España, en su país se multiplican las críticas por la posición que adoptó en Bruselas:

El SPD: en Alemania, todas las medidas tomadas en Europa que puedan afectar a su presupuesto tienen que pasar por el Bundestag. Eso incluye el acuerdo para el rescate a la banca española. Como en el caso del pacto fiscal, votado hace pocos días, la CDU de Merkel necesita los votos de los socialistas del SPD para sacarlo adelante, porque se requiere el apoyo de dos tercios de la cámara. Por este motivo, las declaraciones de Carsten Schneider, uno de los portavoces parlamentarios del partido, amagando con votar en contra, sacudieron al Gobierno Federal y también a los gobiernos europeos.

En una entrevista en Der Spiegel, Schneider se mostró tajante y dijo que su partido no podía aprobar algo así: "Si las condiciones no son lo suficientemente duras, Irlanda, Eslovenia y todos los que tengan problemas con el sistema financiero querrán también esta vía. No puedo ni imaginarme que el SPD apruebe algo así". El socialista llegó a plantear la posibilidad de someter al Gobierno a una cuestión de confianza si no conseguían llegar a un acuerdo; algo que, según sus declaraciones, va a ser muy difícil.

El CSU: al partido hermano de la CDU tampoco se le escapa el rédito electoral que puede sacar de la supuesta debilidad de Merkel y esta misma semana ha puesto sobre la mesa la posibilidad de una ruptura entre ellos.

"Llega un momento en que el Gobierno del estado de Baviera, y también la CSU, ya no pueden decir sí", declaró a la revista Stern el líder del partido, Horst Seehofer, en alusión a una relajación de las condiciones para inyectar los hasta 100.000 millones para el sector bancario español. El ministro de Finanzas de Merkel salió rápidamente al paso de estas declaraciones y dijo que sus palabras habían sido "distorsionadas".

Los principales economistas alemanes: pero quizás la crítica que más le esté escociendo a Merkel sea la carta que han dirigido "a todos los conciudadanos" 170 economistas alemanes y que ha sido este jueves publicada en el Frankfurter Allgemeine Zeitung. En la misiva, corta y clara, economistas y profesores universitarios de todo el país explican que han recibido "con gran preocupación" los últimos acuerdos tomados en el seno de la UE en relación a la futura unión bancaria. Alertan los economistas de que las deudas bancarias "son casi tres veces superiores a las de los Estados" y declaran, tajantes, que "se debe dejar quebrar" a los bancos en apuros. "Si no pueden hacer frente a sus deudas, sólo hay un grupo que debe asumir la carga: los propios acreedores, que arriesgaron sus capitales de forma consciente", dicen.

Lamentan los firmantes, que plasman su nombre y su ciudad de origen al término de su misiva, la "cizaña" que se está creando con los vecinos de la zona euro e insisten, por último, en que "socializar la deuda no resuelve los problemas", sino que sólo los esconde "debajo del mantel". La canciller se ha visto obligada a contestar, instando a los economistas a "leer  detenidamente" las condiciones de los acuerdos y asegurando que no habrá una colectivización de los problemas de los bancos.

Y la prensa: a esta lista se suman las quejas de las principales cabeceras. A lo largo de la larga crisis de deuda, siempre han defendido, con la habitual excepción de la prensa sensacionalista, las medidas para salvar el euro que pasaran por rescates como el de Grecia, basándose en el argumento de que se imponían condiciones. Pero la línea roja también es la unión bancaria y la posible relajación de dichas condiciones. No pocos diarios han recordado que una hipotética unión bancaria perjudicaría ahora a los ahorradores alemanes, después de que hayan sido los contribuyentes germanos los que estén cargando con buena parte de los rescates.

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