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Obama recibe fuertes críticas por subvencionar coches eléctricos en Finlandia

El préstamo del Gobierno de EEUU a una empresa que fabrica en Finlandia es el origen de las críticas de la oposición.

Las ayudas aprobadas por el Departamento Federal de Energía de los EEUU a los coches eléctricos están teniendo un protagonismo inesperado en la campaña por la presidencia. El candidato republicano Mit Romney no cesa en sus ataques al presidente de los EEUU, específicamente por los préstamos públicos aprobados por éste a la marca de coches eléctricos de lujo Fisker. Los ataques de Romney se basan en que el fabricante de coches híbridos habría recibido préstamos estatales para estimular su tecnología y crear empleos, que habrían ido a parar finalmente a una factoría de Finlandia en la que han fabricado su primer modelo.

Pese a que tanto los funcionarios del Departamento de Energía de EEUU como la propia compañía niegan estas afirmaciones y dicen que todo el dinero se ha gastado exclusivamente en California y Michigan, lo cierto es que el único modelo que de momento ha fabricado la marca, la berlina eléctrica Karma, se hace en la factoría de Valmet en Finlandia.

Lo sorprendente del caso es que las ayudas de las cuales se está beneficiando Fisker fueron aprobadas por el presidente Bush. La cuantía de este plan para impulsar las tecnologías más eficientes en combustibles, aceptada por el expresidente republicano, ascendían a 25.000 millones de dólares, de los que de momento sólo se han repartido 9.000, ya que las ayudas han sido paralizadas. El fabricante de Karma consiguió que se le asignaran 539 millones, de los que ha recibido 169,3. Roger Ormisher, director de comunicación de Fisker, aseguró que "cada dólar del préstamo se ha utilizado en los EEUU".

Las críticas a Obama por las ayudas a esta compañía parece que se van a extender lo que queda de campaña, ya que con el resto del crédito -ahora congelado- se pretendía producir la segunda generación de sus coches híbridos este verano. Fisker se había comprometido a restaurar la antigua fábrica de General Motors en Delaware para fabricar el modelo Atlantic (cuyo precio sin impuestos sería de 50.000 dólares), donde se crearían 2.000 puestos de trabajo, lo que serviría al gobierno de Obama para ganar algún voto en un momento en el que la preocupación por el empleo es máxima en EEUU.

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