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Eslovenia, ¿la próxima España?

El país balcánico lucha contrarreloj para evitar el rescate de la UE; todo apunta a que tendrá que pedir ayuda para sus bancos.

El país balcánico lucha contrarreloj para evitar el rescate de la UE; todo apunta a que tendrá que pedir ayuda para sus bancos.

Las fichas de dominó de la UE van cayendo una a una. Grecia, Portugal, Irlanda, España (aunque en forma de rescate bancario) y ahora Chipre. A este ritmo, en un año se cumplirá el chiste de que Alemania estará rescatando ella sola a los otros 16 miembros de la eurozona. De hecho, los rumores sobre el próximo candidato se han disparado y todas las miradas van en la misma dirección: Eslovenia.

El país balcánico, con apenas dos millones de habitantes, está en el ojo del huracán debido a la debilidad de su sistema financiero. Y claro, con lo ocurrido en Chipre tan reciente, son muchos los comentarios sobre si los depositantes eslovenos sufrirán la misma suerte que los de la pequeña isla mediterránea. Sin embargo, puede que este enfoque sea un error. Eslovenia no es Chipre,... pero podría ser España.

Según un informe de OpenEurope, un think tank con sedes en Londres y Bruselas, la situación de la ex república yugoslava se parece muchísimo a la española: un sistema bancario sobredimensionado, que creció al calor de la burbuja de crédito generada tras la entrada en el euro, con mucho peso del sector inmobiliario y una enorme intromisión política.

Por eso, apuntan, a pesar de los comentarios de las últimas semanas, lo que se necesitará no es un rescate a la chipriota (cargando el peso sobre los depositantes) ni a la griega (con recortes sobre los bonos soberanos). En realidad, lo que necesita el Gobierno de Liubliana es más parecido a lo que consiguió Mariano Rajoy: una bolsa de dinero para sanear el sistema bancario, aunque pueda estar respaldado por el Estado. Y si no es suficiente, un rescate desde dentro de las entidades (bail-in), a imagen y semejanza de lo que se ha hecho en Bankia.

Los datos

Según las cifras de este estudio, los bancos eslovenos están infracapitalizados en una cantidad equivalente al 18% del PIB y las entidades sólo tienen para cubrir un 50% de sus pérdidas potenciales. La caída de los precios de los activos sobre los que se hicieron los préstamos hace que ahora no puedan cumplir con sus obligaciones. Es una historia que parece calcada a la española, con el desplome de los precios de las viviendas.

De hecho, Eslovenia ha sufrido, como España, una burbuja y su posterior explosión en el mercado inmobiliario. Tras la entrada en el euro en 2007, los bancos se lanzaron a la aventura del crédito barato respaldado por la moneda única. Si además, tenemos en cuenta que los bancos tomaron numerosas decisiones no guiados por la búsqueda del beneficio, sino empujados por criterios políticos (vamos, como las cajas hispanas), las dos situaciones se parecen como dos gotas de agua.

A esta foto hay que sumarle un sector privado bastante endeudado, que está tratando de desapalancarse desesperadamente. Según las cifras del Banco Central Europeo, el ratio de endeudamiento sobre equity alcanza el 200% (en la UE la media está en el 55%). Con este panorama, no resulta extraño que las previsiones de los organismos internacionales apunten a una caída del 2% del PIB para este año, componiendo un cóctel explosivo: pérdidas crecientes en los bancos, caída de resultados empresariales y bajo crecimiento económico.

El rescate

En cualquier caso, el coste de rescatar a este país sería relativamente bajo, tanto por su tamaño como porque su situación global no es tan mala como parece. Como se ha encargado de recordar su Gobierno, su deuda pública sigue por debajo del 55% del PIB, tiene superávit de balanza de pagos y un sector industrial fuerte y diversificado, que está orientado a la exportación.

Con todo esto sobre la mesa, los cálculos hablan de unas necesidades de entre 1.000 y 4.000 millones de euros, hasta el 11% del PIB. Por ponerlo en perspectiva, los 100.000 millones del rescate bancario que negoció España alcanzan el 10% del PIB aproximadamente.

En cualquier caso, lo que sí se descarta por completo es una solución similar a la de Chipre. No sólo esto transmitiría una señal de incertidumbre de incalculables consecuencias sobre toda la Eurozona, sino que además no sería necesario. Mucho más probable sería la creación de un banco malo y la asunción por parte de los insiders (accionistas y acreedores de los bancos) de parte de las pérdidas del proceso.

El Gobierno esloveno, por su parte, ha asegurado que su país "no necesita ayuda, sino más tiempo". Es más, para evitar el estigma del rescate, ya habla abiertamente de la venta de empresas públicas para los próximos seis meses, incluyendo algunas entidades financieras.

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