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Motivos para el optimismo tras la decisión del COI

Que sea Tokio y no Madrid la ciudad encargada de organizar los Juegos 2020, permiten evitar muchos problemas financieros para la capital.

Que sea Tokio y no Madrid la ciudad encargada de organizar los Juegos 2020, permiten evitar muchos problemas financieros para la capital.
Proyecto del estadio para la competición de Voley, equipo de la candidatura y el Estadio de La Peineta | Archivo

Según recoge la agencia de noticias Eurosport, uno de los miembros del COI, Nawal El Moutawakel, ha señalado tras la eliminación de España que nuestro país "debe invertir sus recursos económicos en materias más importantes que los JJOO", unas palabras que distan mucho del gran argumento de las ciudades candidatas para arrogarse el deseo de acoger unos Juegos: el impulso económico que supuestamente suponen para el país y la ciudad anfitriona. Precisamente, el presidente del Gobierno Mariano Rajoy, había expresado en su presentación que "Madrid es la base financiera más razonable y responsable en la historia olímpica reciente, y el 80% de las inversiones ya están realizadas y lo poco que queda está plenamente garantizado por el Gobierno".

Atendiendo a estas mismas palabras de Rajoy y tras conocer el batacazo que se ha dado la candidatura madrileña, no faltará quien se pregunte por el motivo de que se haya construido el 80% de las instalaciones de unos Juegos Olímpicos que finalmente no van a realizarse.

En cualquier caso, son muchos los motivos por los que los contribuyentes españoles podrían respirar aliviados tras la decisión del COI, ya que los gastos que hubiera tenido que asumir el erario público –vía bolsillo del ciudadano- aún eran gigantescos.

Tal y como se ha publicado ya, según algunos expertos y estudios de prestigiosas escuelas de negocios, la organización de unos Juegos Olímpicos suele más que triplicar de media el gasto previsto inicialmente. Así, en el caso de Madrid que había fijado el gasto restante necesario para finalizar el proyecto en 2.400 millones, podría tener que afrontar gastos por valor de 7.200 millones de euros. Si a esto le sumamos lo que se lleva gastado hasta ahora y que según la alcaldesa Botella supera los 9.000 millones de euros en infraestructuras, tenemos unos 16.200 millones de euros en total. Y todo, siendo Madrid un caso extremo, ya que es el consistorio más endeudado del país, con más de 7.400 millones de euros en 2012, el 63,5% de la deuda total de las grandes ciudades.

Por otro lado, pese a que la organización de Madrid 2020 insistía en que el 80% de las instalaciones ya están acabadas, una parte muy importante de las infraestructuras sigue en obras, tales como el Estadio Olímpico de La Peineta o el Centro Acuático. Además, aún resta por construir un pabellón de Voleibol; otro de Gimnasia; un Estadio de Hockey; un canal de remo; otro de piragüismo; levantar la Villa Olímpica; reformar y acondicionar varias instalaciones deportivas ya existentes; construir otras tantas instalaciones provisionales, como el velódromo cubierto, etc.

El coste de los avales tampoco se ha tenido en cuenta. Y es que, en teoría, parte del presupuesto correspondía al Comité Organizador (COJO), cuya cuantía asciende a 2.418 millones de euros. Sin embargo, si el COJO tuviera déficit presupuestario, algo nada descartable, los Gobiernos municipal, regional y nacional efectuarían "los pagos que fueran necesarios para compensarlo antes del 30 de septiembre de 2022". Es decir, en caso de déficit, paga el contribuyente.

Otro de los grandes problemas hubiera sido qué hacer después con el gran número de instalaciones deportivas levantadas para acoger el evento, muchas de ellas ideadas exclusivamente para la celebración de las Olimpiadas. Es habitual que muchas queden desiertas o acaben derribándose debido a su nula utilidad y el elevado coste de mantenimiento. Pekín 2008 ejemplifica a la perfección este despilfarro. El ejemplo más claro es el estadio 'Nido de Pájaro', referente de los Juegos de Pekín, ahora, infrautilizado.

Si tenemos en cuenta, que todo este esfuerzo económico estaba previsto en un momento de extrema dificultad económica y fiscal, hace que la elección del COI se convierta no en un jarro de agua fría, sino más bien en un balsámico respiro para el contribuyente español.

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