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Las cuentas de la Seguridad Social: ¿es ya el sistema insostenible?

Cada día hay menos margen de maniobra. El 95% del gasto va a prestaciones. Con las cotizaciones ya no es suficiente.

Cada día hay menos margen de maniobra. El 95% del gasto va a prestaciones. Con las cotizaciones ya no es suficiente.

La Seguridad Social tiene importantes problemas financieros. Esto no es ninguna novedad, pero quizás no haya habido ningún responsable político que lo haya manifestado tan claramente como Fátima Báñez, que este martes admitía en el Congreso que incluso la famosa hucha de las pensiones puede tener los días contados.

Normalmente, cuando nos enfrentamos a este tema ponemos la mirada en el futuro. Se habla sobre la evolución demográfica española, el número de nuevos pensionistas, la falta de reemplazo, el aumento en la esperanza de vida,... Pero claro, el futuro es siempre incierto. Los partidos que acudieron a ver a la ministra a la Comisión de Seguimiento y Evaluación de los Acuerdos del Pacto de Toledo rechazaron en bloque la reforma aprobada por el Gobierno, que introduce el Factor de Sostenibilidad a partir de 2019 y un nuevo índice de revalorización desde el próximo año. Su planteamiento es que los cálculos de Báñez son algo exagerados. Que no es necesario tomar medidas a corto plazo. Que el sistema es sostenible. Y claro, como nadie puede asegurar qué pasará exactamente en 2020, pues la discusión puede ser eterna.

Hay numerosos indicios que permiten augurar qué ocurrirá dentro de unas décadas con bastante precisión. De aquí a 2030 puede haber novedades en el mercado laboral español, pero será difícil que cambie la tendencia sobre el número de jubilados o de trabajadores. Los pensionistas del futuro son los cuarentones actuales y su reemplazo ya debería haber nacido. Si no lo ha hecho, ya llegaría tarde.

En cualquier caso, no sólo el futuro es importante. En realidad, lo que ha ocurrido en los últimos años con la financiación del sistema es la mejor pista posible sobre lo que puede ocurrir a muy corto plazo. Desde hace décadas, la tendencia no ha cambiado. Esta semana, se presentaban los Presupuestos de la Seguridad Social. Con las cuentas previstas para 2014 y las de años anteriores, es muy fácil hacerse una idea de las dificultades a las que se enfrentan quienes tratan de hacer sostenible el sistema.

Las cifras

- 94,69% en prestaciones: en 1995, el gasto total de la Seguridad Social era de 65.962 millones. Para 2014, está previsto que alcance los 131.820 millones. En menos de dos décadas se ha doblado el presupuesto. Pero aún es más significativo cómo ha ido evolucionando ese gasto. Es decir, en dónde se gasta el organismo el dinero.

Hace 18 años, las prestaciones económicas sumaban 45.973 millones de euros, un 65% del total. En aquel momento, el capítulo de "asistencia sanitaria" se comía casi 20.500 millones de euros, un 30% del total.

A partir de ese momento, las prestaciones fueron ocupando cada vez más espacio. No hay dinero para nada más que no sea estrictamente este pago. Por ejemplo, en 2014, ascenderán a 124.818 millones, un 94,69% del total.

Uno de los trucos que han ido utilizando los políticos en los últimos años ha sido ir sacando del sistema gastos que no fueran estrictamente hablando prestaciones (como se hizo con el gasto sanitario). No es que se hayan dejado de pagar, sino que se han financiado vía impuestos. Pero este camino está cada vez más cerrado. Ya sólo queda un 5% del presupuesto dedicado a otros conceptos: asistencia sanitaria (1,1%), servicios sociales (1,1%), tesorería y servicios funcionales (1,3%) y operaciones financieras (1,8%).

- 78,02% vía cotizaciones: si por el lado de los gastos es preocupante, no lo es menos por el de los ingresos. Hace apenas diez años, el 92,27% de los fondos de la Seguridad Social llegaban vía cotizaciones. Es decir, con lo que aportaban trabajadores y empresarios se cubría más del 90% del sistema. En 2014, el Gobierno prevé recaudar por este concepto sólo 102.839 millones, apenas el 78,02% del total.

La tendencia es la contraria a la que garantizaría la sostenibilidad del sistema. Las cotizaciones cada vez suponen un porcentaje menor de los ingresos; y mientras, las prestaciones (especialmente las pensiones contributivas) son un porcentaje cada vez mayor del total de los gastos.

- ¿Un sistema sostenible?: la idea que se vende a la opinión pública es que el modelo es sostenible. Seguramente una mayoría de los españoles crea que con sus cotizaciones se pagan las pensiones de los jubilados. Pero, como vemos, cada vez es menos cierto. O sólo es cierto en parte. Así es cómo se gastará el dinero la Seguridad Social el próximo año:

- Pensiones: 114.268,7 millones

  • Jubilación: 79.032 millones (de los que 1.168 millones son para no contributivas)
  • Viudedad: 20.375 millones
  • Invalidez: 12.935 millones (de los que 998 millones son para no contributivas)
  • Orfandad y familiares: 1.927 millones

- Otras prestaciones y gastos de gestion: 10.550 millones (las principales debajo)

  • Incapacidad temporal: 4.878 millones
  • Prestaciones familiares: 1.683 millones
  • Maternidad y paternidad: 2.178 millones

- Otros gastos: 7.001 millones

  • Asistencia sanitaria 1.447 millones
  • Servicios sociales: 1.425 millones
  • Servicios funcionales (informática, tesorería,...): 1.745 millones
  • Operaciones financieras: 2.384 millones

Con este panorama, para el año que viene, los 102.839 millones se quedan cortos no sólo para pagar las prestaciones, sino también todas las pensiones, incluso quitando la parte no contributiva. Para solucionarlo, el año que viene el Gobierno realizará transferencias por valor de 13.000 millones y sacará del Fondo de Reserva otros 12.000 millones.

La idea final es que al final todo lo que no sean pensiones contributivas de jubilación se financie vía PGE, quitando viudedad, orfandad,... Pero es que ni siquiera así hay tanto margen. Hablamos de unos 78.000 millones en 2014. Es decir, que sólo las pensiones de jubilación contributivas estrictamente hablando ya superan el 75% de lo que se recauda en cotizaciones sociales. Y por otro lado, habría que ver qué pasaría con el resto del gasto ministerial si los 35.000 millones de pensiones no de jubilación o no contributivas se comienzan a pagar completamente vía PGE.

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