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EDITORIAL

Madrid se rebela contra Montoro

Montoro trata de forzar a esta comunidad a subir los impuestos, a fin de que decisiones como las de González, Feijóo o Monago no le dejen en evidenci

Ignacio González ha detallado este lunes el compromiso que ya había adquirido con los madrileños: realizar una nueva bajada de impuestos que beneficie a muchos contribuyentes y que colabore en esa reactivación de la economía que tanto se anuncia, pero que todavía no percibe la mayor parte de los ciudadanos.

No es el primer presidente autonómico que propone algo semejante, antes lo han anunciado varios mandatarios populares, entre otros el extremeño José Antonio Monago, que fue el primero, y el gallego Alberto Núñez Feijóo. Sin embargo, la rebaja impositiva anunciada por el presidente de Madrid es la más importante de todas: según las cifras que él mismo ha ofrecido, los madrileños se ahorrarán 357 millones en 2014.

Además, González ha defendido que esta decisión no es coyuntural, sino parte de una política que la Comunidad de Madrid viene practicando desde hace años y que tiene una razón de ser principal: la confianza en que el mejor estímulo para la economía es que los ciudadanos y las empresas puedan disponer de un porcentaje mayor del dinero que generan y no se vean asfixiados por una presión impositiva desmedida, cuyo fin no es otro que mantener una estructura administrativa y un gasto públicos desproporcionados.

Es, al fin y al cabo, la política que caracterizó al PP en su anterior etapa de gobierno y la que la inmensa mayoría de sus votantes esperaba de Rajoy cuando le dio un triunfo histórico en las urnas, hace ya casi dos años. Pero, paradójicamente, no es la que el propio Rajoy y su ministro Montoro han desarrollado en estos casi 24 meses, que, bien al contrario, se han caracterizado por constantes subidas de impuestos, que han llevado la presión fiscal por encima incluso de lo que los mismos comunistas de IU reclamaban.

Una política que además Montoro viene complementando con una actitud hacia las comunidades autónomas que no puede leerse sino como una agresión contra aquellas que, como Madrid, han cumplido los objetivos de déficit sin caer ni apoyar su disparate impositivo. Y mientras tanto, otras comunidades autónomas, como Cataluña, que encima está planteando un reto a la unidad nacional, encontraban un cheque prácticamente en blanco para su despilfarro a través del FROB o del infame déficit a la carta.

Como colofón de su disparate, Montoro se ha negado a corregir un sistema de financiación autonómica que perjudica gravemente a Madrid y trata de forzar a esta comunidad, y a otras, a subir los impuestos, a fin de que decisiones como las de González, Feijóo o Monago no le dejen en evidencia demostrando que bajar impuestos no sólo es bueno para los ciudadanos, sino que aumenta la recaudación y, sobre todo, mejora la actividad económica.

Pero por mucho que se empeñe Montoro, muchos ciudadanos no pueden dejar de comprobar el éxito de la Comunidad de Madrid y, sobre todo, todavía recuerdan una evidencia que desmiente al ministro de Hacienda: haciendo lo contrario de lo que se hace ahora, el PP logró crear cinco millones de puestos de trabajo, mientras que con su política actual él y Rajoy sólo han conseguido dejarnos en seis millones de parados.

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