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Juan Velarde

El problema básico de las autonomías

Con las autonomías, los grupos que controlan el poder político han proliferado.

En la decimocuarta edición de la Encyclopaedia Britannica, en el volumen 4, página 796, en el artículo "Capital", firmado por el gran economista Allyn Young, se podía leer: "Y también la manufactura y el empleo de instrumentos significa una extensión del principio de la división del trabajo, y la división del trabajo, como observó Adam Smith, depende sobre todo de la extensión del mercado". Unamos esto al artículo de Carlos Rivero publicado el pasado día 9 en Expansión, bajo el título de "El Gobierno detecta 2.700 normas contrarias a la unidad del mercado. El 70% de las trabas, en las Comunidades Autónomas".

Al parecer, según ese artículo de Carlos Rivero, dentro del conjunto de medidas de cambio estructural, precisas para superar la actual situación de freno a la producción española, el Consejo de Ministros del 8 de noviembre de 2013 decidió suprimir "la mayor parte de estas leyes para reducir la burocracia y facilitar la apertura de nuevos negocios", a lo que hay que añadir para mejorar la productividad, de acuerdo con el mensaje de Allyn Young.

Pero es que, además, esta política autonómica aumenta un problema detectado por Carlos Sebastián en su excelente ensayo La mejora de la productividad de la economía española: las reformas necesarias (Fundación Cajamar, diciembre de 2009):

Históricamente los grupos que detentan el poder político de facto han bloqueado las reformas institucionales cuando han percibido que esas reformas podían suponer una merma efectiva de su poder.

Evidentemente, con las autonomías, los grupos que controlan el poder político han proliferado, y por ello, cargado de lógica, Carlos Sebastián concluye que

resultará escasa la posibilidad de que se produzcan las reformas que generan eficacia, transparencia e independencia en la regulación económica y en la provisión de bienes públicos y reformas que vayan en contra de los intereses de los afines o que mermen la capacidad de ejercer el clientelismo desde los diversos niveles de la Administración.

A la ruptura de la unidad del mercado español se agrega el abandono de la economía libre de mercado, lo que automáticamente genera pérdida de la facilidad de hacer negocios. El puesto de España en el Doing Business muestra el freno que todo esto significa para nuestro desarrollo económico.

En Libre Mercado

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