El mes que viene la Fundación Heritage enviará al Vaticano una copia del Índice de Libertad Económica 2014, con la esperanza de que el papa Francisco y otros altos responsables de la iglesia preocupados por las políticas de crecimiento tengan en consideración sus datos para futuros estudios.
Samuel Gregg, del Instituto Acton, informa de que, en la reciente exhortación apostólica Evangelii Gaudium (La alegría del Evangelio), el papa Francisco condena la "absoluta autonomía de los mercados", que, a su juicio, "está en el origen de muchos de nuestros problemas contemporáneos, en particular porque contribuye a racionalizar una falta de disposición a ayudar a quienes están en situación de necesidad". Sin embargo, observa Gregg,
no hay literalmente ningún país en el que los mercados operen con "absoluta autonomía". En la mayoría de los países de Europa Occidental, por ejemplo, los Gobiernos controlan habitualmente alrededor del 40% del [producto interior bruto]. En muchos países en vías de desarrollo el porcentaje es incluso superior.
El profesor de ciencias económicas de Harvard Greg Mankiw lamenta la elección por parte del papa de la expresión "derrame" para referirse a la teoría de la filtración; "es triste ver al papa utilizar un término peyorativo, en lugar de fomentar un debate abierto de perspectivas de pensamiento opuestas". (Para ser justos, el muy respetado filósofo y escritor católico Michael Novak ha informado de que el uso del polémico derrame pudiera ser el resultado de una mala traducción).
En cualquier caso, como ha observado Tyler Castle, del AEI,
el papa Francisco es de la Argentina, donde el "capitalismo de libre mercado" no es, en realidad, tan libre. El sistema económico de su país natal está plagado de corrupción y clientelismo, lo que ha limitado en gran medida la existencia de verdadera libertad económica.
De hecho, la posición de Argentina en el Índice de Libertad Económica que publica anualmente la Fundación Heritage (en colaboración con el Wall Street Journal) ha sufrido un descenso continuado durante más de una década. Aunque con una posición mucho más alta que Argentina, Italia (el país de los antepasados del papa) está cerca de los últimos puestos entre los países desarrollados de la Unión Europea. Algunas de las principales razones para el mal desempeño de ambos países son la corrupción y un débil Estado de Derecho.
Wayne Grudem, que presentó su libro The Poverty of Nations (La pobreza de las naciones) junto a su coautor, Barry Asmus, el mes pasado en la Fundación Heritage, comentó recientemente:
Argentina ocupa el puesto 160 como país más libre del mundo entre los 177 incluidos en el Índice de Libertad Económica de la Fundación Heritage, así que no es de extrañar que el papa tenga una visión negativa del capitalismo. Le resultan más familiares la corrupción y el capitalismo clientelista que la verdadera libertad económica.