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Taguas: mantener el actual nivel de déficit es "una temeridad"

El que fuera director de la Oficina Económica de Moncloa pide reducir el gasto público, bajar impuestos, incentivar el ahorro y aumentar la inversión.

El que fuera director de la Oficina Económica de Moncloa pide reducir el gasto público, bajar impuestos, incentivar el ahorro y aumentar la inversión.

La receta está clara: menos gasto público, impuestos más bajos, subir el ahorro, aumentar la inversión (que no el consumo) y atajar de una vez la deuda y el déficit público. Lo que quizás sorprenda a algunos es saber de dónde viene. Se trata de la tesis principal del último libro de David Taguas, que este martes se presentaba en Madrid: Cuatro bodas y un funeral. Cómo salir de la crisis sin salir del euro.

Taguas fue director de la Oficina Económica del Presidente del Gobierno entre diciembre de 2006 y abril de 2008. Probablemente sean muchos los que le critiquen por dar consejos ahora que no cumplió cuando tuvo responsabilidades. Pero más allá de este reproche y de las discusiones sobre lo buena o mala que fue en términos económicos la primera legislatura socialista, lo cierto es que estamos ante un economista que presume de convicciones liberales. Y que alza su voz para decir que el Rey está desnudo: es decir, que el Estado no ha hecho el ajuste del que presume el Gobierno, que el problema de España no es de falta de consumo sino de falta de ahorro y que los impuestos deberían bajar (al igual que el gasto público) para incentivar este ahorro y la inversión.

"Temeridad"

El relato de Taguas comienza con un recordatorio que sorprenderá a los que no estén muy al tanto de los principales datos de la macroeconomía española: el déficit público en septiembre de 2013 alcanzó "el 10,3%" (tomando los doce meses anteriores, de septiembre a septiembre). De hecho, lleva en dos dígitos desde hace varios trimestres. A pesar de todas las protestas de austeridad del Gobierno y de todos los ajustes, falta mucho para el equilibrio en las cuentas públicas españolas.

Y no es un hecho aislado. De 2009 a 2012, el déficit de las administraciones públicas fue (medido en porcentaje del PIB):

11,1% (2009) – 9,6% (2010) – 9,6% (2011) - 10,6% (2012)

Escuchando a los sucesivos gobiernos, no es fácil dar con estas cifras, entre otras cosas porque se ha puesto de moda hablar de los objetivos de déficit pactados con Bruselas, en los que no se cuentan las ayudas a la banca. Pero que la UE acepte esta convención no quiere decir que no haya que devolver ese dinero. Y bien que se refleja esto en la deuda: que ha pasado del 36,3% del PIB en 2007 a la cifra superior al 100% del PIB con la que probablemente cerremos este año: "En septiembre de 2013 asciende a 9545.863 millones de euros, el 93,4% del PIB y continúa creciendo al insostenible ritmo anual del 14,3%. Ello implicado que el incremento del gasto de los últimos años lo soportarán en forma de impuestos las generaciones futuras".

Para explicar la gravedad de la situación, Taguas ha puesto este martes uno de sus ejemplos más queridos, el de una bañera (que contiene la deuda) con un grifo abierto (que va llenándola con déficit). : "Por más que se empeñen, un déficit del 10% es una barbaridad, con la bañera vacía y con la bañera llena. Pero con la bañera llena es, además, una temeridad".

Los once puntos

El exdirector de la Oficina Económica de Moncloa interrumpe su relato cada poco tiempo para repetir un mantra que, aunque puede parece evidente cuando se analizan las cifras, prácticamente no aparece en los discursos políticos ni en los titulares de los grandes medios de comunicación: "Estamos en una crisis de deuda. Y de una crisis de deuda se sale con ahorro, no con gasto".

O lo que es lo mismo, el problema de España no es de falta de consumo, sino de falta de ahorro con el que financiar la inversión necesaria para salir adelante: "No recuerdo un momento con menos inversión. No hay proyectos nuevos y, por lo tanto, no hay empleo nuevo".

Las cuentas de Taguas están claras: en el año 2007, la inversión era equivalente al 31% del PIB, ahora apenas toca el 18%. Y la Posición Inversora Neta de España en el Exterior (NIIP según sus siglas en inglés) es del -97,8%. O lo que es lo mismo, los españoles (familias, empresas y sector público) debemos, en términos netos (restando los pasivos a los activos) más o menos el equivalente al PIB. Es decir, que en teoría tendríamos que estar un año trabajando sólo para pagar nuestra deuda.

Con estas cifras, hablar de ahorro parece una quimera. Por eso, Taguas se pone dos objetivos: llegar a una inversión equivalente a 25 puntos del PIB y reducir la NIIP hasta el 50% en una década. Pero claro, esto implica 7 puntos más de ahorro para financiar la inversión y 4 puntos para ir amortizando la deuda. Y así, rápidamente, llegamos a una de las cifras clave de su presentación: los 11 puntos de ahorro extra que necesitamos.

El cascabel

Pero para conseguirlo hay que sacar 11 puntos del PIB (o 110.000 millones). Y esto es más fácil decirlo que hacerlo. ¿Quién le pone el cascabel al gato de los ajustes? Taguas lo divide a partes casi iguales entre el sector público y el privado. Pero la responsabilidad y la actitud de cada uno no es la misma.

En lo que corresponde a familias y empresas, hay que recordar que la evolución ha seguido un patrón más o menos lógico. Al comienzo de la crisis estaba en el 6,5% del PIB. Ante las dificultades, los hogares españoles se apretaron el cinturón y alcanzaron 13 puntos del PIB en 2011. Entonces empezaron las subidas de impuestos y la tasa de ahorro se desplomó de nuevo por debajo del 7% del PIB. Taguas apuesta por devolver la cifra al entorno del 13%. ¿Cómo? Pues fundamentalmente a base de una profunda bajada de impuestos.

En lo que hace referencia al sector público, tampoco salen las cuentas. El ahorro primario de las administraciones públicas (ingresos – gasto corriente) ascendió en 2013 a, aproximadamente, el 5,1% del PIB. Tras tres años de ajustes y supuestos recortes, apenas ha caído un par de décimas desde el -5,4% que marcaba en 2010.

Taguas cree que esta situación es insostenible. Por eso cree que el Gobierno debería presentar cuanto antes un plan creíble de reducción del gasto público equivalente a 5 puntos del PIB de aquí a tres años. Para pasar del 46% del PIB de gasto con el que cerrará 2013 al 41% que había en 2007: "Nunca hemos recaudado más del 41% del PIB con nuestros impuestos".

Esos 5 puntos saldrían: 1 punto de las ayudas a la banca (que se han pagado este año y tendrán que terminar); 2-3 puntos de consumo público (sueldos públicos y gasto corriente); 1 punto de subvenciones. Casi tenemos los cinco puntos de los que partíamos, pero como habrá aumentos de pensiones (1,5 puntos) e intereses (0,5 puntos del PIB), habría aún 2,5 puntos del PIB (unos 27.000 millones de euros) que rascar.

Ahora las cuentas sí salen. Para conseguir esos 11 puntos del PIB de ahorro que necesitamos, según Taguas, el sector público tiene que aportar 5 puntos y el privado 6. Pero la responsabilidad en los dos casos está en la mesa del presidente del Gobierno. Será Mariano Rajoy (y Cristóbal Montoro y Luis de Guindos) quien tenga que decidir si apuesta por una reducción real del gasto, una reforma en profundidad de las administraciones y una rebaja de los impuestos; o si, por el contrario, lo fía todo a pequeños ajustes, unidos a subidas tributarias. Taguas asegura que por éste último camino nos dirigimos a un funeral (el de la deuda y el desempleo). Las cuatro celebraciones de boda parecen, por ahora, muy lejanas.

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