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José García Domínguez

Cómo engañar a Tamames, Barea, Schwartz y compañía

El celebérrimo embuste del 4% en Alemania es un camelo para pardillos madrileños que Duran Lleida no se ha cansado de repetir en el Congreso.

El celebérrimo embuste del 4% en Alemania es un camelo para pardillos madrileños que Duran Lleida no se ha cansado de repetir en el Congreso.

Es sabido que confundir a los pardillos mesetarios constituye una de las pericias mayores del catalanismo político; de hecho, es la gran especialidad de la casa. De ahí que a nadie sorprenda la cantidad ingente de simples convencidos de la veracidad del Espanya ens roba!, entre otras trolas mil de parejo calado. Lo que, sin embargo, se antoja increíble es que nada menos que cinco ilustres catedráticos de Economía, cinco, para más inri todos ellos galardonados con el Premio Rey Jaime I de Economía, se hayan tragado una de esas bolas que fabrican los servicios de agitación y propaganda del nacionalismo catalán. Así, uno no puede sentir más que vergüenza ajena al constatar que, con tal motivo, don Ramón Tamames, don Jaime Lamo de Espinosa, don Juan Velarde, don Pedro Schwartz y don José Barea (¡José Barea!) han decidido hacer el ridículo en comandita nada menos que desde una Tercera de ABC.

Resulta que la Comunidad Valenciana encargó en su día un informe a esos ilustres académicos a propósito de cómo debieran orientarse las líneas maestras del nuevo sistema de financiación autonómica. Hasta ahí, todo correcto. Lo estupefaciente del caso llega cuando, tal como se recogía ayer en la pieza de ABC firmada por Tamames y Lamo de Espinosa, nuestros cinco laureados peritos demuestran que se han creído a pies juntillas un cuento chino inventado por CiU. Una trola del tamaño de la catedral de Burgos, por más señas. Repárese, si no, en el siguiente párrafo extractado de la tercera titulada "Por un nuevo sistema de financiación autonómica":

Debería ser el Consejo de Política Fiscal y Financiera el que fiscalizara las cuentas públicas regionales para establecer unos límites a la solidaridad intercomunitaria, situándose el tope en un nivel similar al de Alemania, en un 4 por cien del PIB de las CCAA, con transferencias netas al conjunto.

El celebérrimo embuste del 4% en Alemania, una bola más antigua que andar a pie. Un camelo para pardillos madrileños que Duran Lleida no se ha cansado de repetir en el Congreso, sin duda sabedor de la pereza crónica de tantos cráneos privilegiados de la Villa y Corte para contrastar las cifras y datos que allí se vierten. Y es que esa historia del 4% no es más que una vulgar patraña. En Alemania no existe ningún límite cuantitativo a la solidaridad financiera entre los länder de la Federación. Lo del 4% es mentira, así de simple. En fin, creo que alguien debería de ponerse colorado. ¿O no, don Ramón?

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