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Putin trabaja en secreto con los ecologistas para hundir el fracking

La estrategia rusa va encaminada a mantener su hegemonía en el mercado energético y mantener su zona de influencia.

El secretario general de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), Anders Fogh Rasmussen, aseguró el pasado jueves en el think tank londinesne Chatham House que Rusia está detrás de la campaña contra el fracking. La revolucionaria tecnología para extraer hidrocarburos no convencionales mediante la fracturación de rocas a grandes profundidades ha sido motivo de protestas en toda Europa, y de forma especial en España.

En la rueda de prensa, recogida por The Telegraph, Rasmussen aseguró tener fuentes aliadas "que puedan informar de que Rusia colabora activamente con las organizaciones ecologistas que trabajan contra el gas de esquisto para mantener la dependencia europea del gas ruso importado". Pese a que la OTAN como organización deja claro que esta interpretación de Rasmussen es a título personal, es muy significativo que la cabeza de la organización militar de Occidente se haya pronunciado con tanta rotundidad.

El objetivo principal de la estrategia de desinformación del presidente ruso, Vladimir Putin, se orientada a fomentar el gas ruso para mantener y expandir su zona de influencia de dependencia energética. En este sentido, Rasmussen defiende como imperativo que los premiers de los distintos países europeos sean conscientes de la estrategia rusa y actúen en consecuencia, al ser vital para la UE aumentar su seguridad energética, diversificando su dependencia de gas y de petróleo a varios mercados.

Asimismo, Rasmussen ,en una reunión con el premier inglés, David Cameron, horas antes de acudir al think tank londinense, se mostró muy crítico con la actuación Rusia en la crisis ucraniana y fijó como objetivo a los países de la OTAN modernizar la defensa ante el nuevo escenario planteado por Putin.

Según declaraciones de un alto funcionario de la OTAN al diario inglés The Guardian, la estrategia de Rusia está basada en "una mezcla de poder duro y suave en su intento de recrear una esfera de influencia, impulsando campañas de desinformación en muchos temas, incluida la energía".

Asimismo, el alto funcionario resaltó la necesidad europea de "ser capaz de tener los suministros de energías adecuados, fundamental para nuestras economías, nuestra seguridad y nuestras prosperidad. Compartimos la preocupación de algunos aliados ante posibles campañas de desacreditación de proyectos relacionados con el 'gas esquisto' por parte de Vladimir Putin".

Estudios realizados en el Reino Unido han descubierto que existe una gran oferta de "gas esquisto" suficiente para satisfacer las necesidades energéticas para varias décadas, aunque no dejan claro cuánto se puede extraer de forma rentable.

Por su parte, desde Greenpeace aseguran que la idea de que son títeres de Rusia "es tan absurdo que nos debemos preguntarnos qué es lo que están fumando en la sede de la OTAN". Además, el grupo ecologista en su defensa asegura que el historial de enemistad con el Gobierno ruso está disponible para todo el mundo en cualquier hemeroteca.

Nuevo tablero, nuevas alianzas

El mapa geopolítico está cambiando, tanto para Rusia como para Europa. Hace poco, Putin y el presidente chino, Xi Jinping, alcanzaron un acuerdo histórico por el cual Rusia abastecerá de gas durante las próximas tres décadas al gigante asiático, por valor de 300.000 millones de euros. Por su parte, la Unión Europea también trata ahora de encontrar nuevas vías de suministros para bajar el peso logístico del gas ruso.

La última muestra de ello ha sido la reunión este lunes entre el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y el primer ministro polaco, Donal Tusk, en donde el representante centroeuropeo ha hecho una llamada conjunta a la Unión Europea para mejorar las interconexiónes energéticas con España, reduciendo la dependencia al gas ruso hasta en un 50%.

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