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Espírito Santo aviva el pánico a una nueva tormenta financiera

Analistas consultados por Libre Mercado advierten de que la burbuja de la deuda pública podría estallar en cualquier momento.

Algo va a pasar en los mercados financieros aunque nadie se atreve predecir cómo o cuándo. Ésta es una de las conclusiones a la que llegan cada vez más analistas. Los más osados pronostican un gran seísmo financiero a no mucho tardar. Estas hipótesis se basan en algunas luces rojas que llevan tiempo parpadeando en el afán cotidiano de los mercados y que se basan en tres aspectos fundamentales. Por un lado, el fuerte incremento de la deuda pública -y no sólo en los países desarrollados-; por otro lado, unos tipos de interés bajísimos mantenidos durante mucho tiempo; y por último, un inédito periodo de volatilidad asombrosamente baja.

En esencia, fuentes financieras consultadas por Libre Mercado llaman la atención sobre unos mercados de renta fija inundados, con características idénticas a las de una burbuja, alimentada por tipos de interés especialmente bajos y por una sensación de seguridad que invita a alimentar aún más este tipo de productos. Los bancos centrales han inundado los mercados de dinero barato que ha ido directo a emergentes y a la deuda. El endeudamiento de los estados alcanza, y en muchos casos supera, su propio PIB.

Por eso, estos analistas estiman que si unimos a estas luces rojas el tamaño de los grandes bancos -con balances superiores a los de los países donde operan-, y su cartera de activos de renta fija, dibujan un escenario en el que cualquier pequeña chispa pueda incendiar la desconfianza entre los inversores y provocar el estallido la burbuja de deuda pública.

El nivel de preocupación que existe en este sentido se ha podido comprobar, insisten estos analistas, en el pequeño temblor sufrido este jueves en los mercados de medio mundo. El banco luso Espírito Santo retrasó los pagos de unos compromisos financieros y el mercado le castigó con un desplome que se llevó detrás a la bolsa portuguesa. La desconfianza se contagió por el resto de plazas registrando fuertes caídas. Para las fuentes consultadas, episodios como el de BES o Gowex en el MAB español, podría llegar a ser suficiente como para desatar una tormenta de resultados impredecibles.

Tipos de interés

Tal y como recuerda el fundador del grupo Baupost, Seth Klarman, la Fed norteamericana nunca había mantenido una política de tipos de interés tan bajos durante tanto tiempo. En este sentido, Klarman alerta de que el escenario que se dibuja hoy en día es totalmente desconocido. "Antes del año 2009 la Reserva Federal norteamericana no había comprado un sólo bono hipotecario en sus casi 100 años de historia". En 2013, la Fed era "de lejos, el mayor tenedor de este tipo de bonos". Esto hace que el escenario en el que se mueve la Fed sea inédito y desconocido. Por este motivo, Klarman alerta a sus inversores de que la política de la Fed es la de un timonel sin mapa adentrándose en aguas turbulentas.

La realidad es que en los últimos años los bancos centrales han impreso moneda por valor del 15% del PIB mundial, "una auténtica burrada", según las fuentes consultadas por este periódico. En este sentido, recuerdan que un efecto de la impresión de moneda (tipos de interés artificialmente bajos) es el repunte de la inflación, pero actualmente el IPC no sube por falta de demanda solvente que mueva el dinero en circulación. Así es como se ha derivado de forma constante a los mercados de renta fija y a los mercados emergentes.

Burbuja de deuda pública

De este modo, los flujos de renta fija han superado ya a los de la renta variable, tanto en términos absolutos como en términos relativos. Tal y como recuerda la analista financiera de Financial Times Gillian Tett la inversión en fondos globales de renta fija ha alcanzado casi los dos billones de dólares desde el año 2008, cuatro veces más que los de renta variable. En este sentido, muchos inversores coinciden en que la incertidumbre crece en la misma proporción en que se inundan los mercados de renta fija ya que presenta todas las características de una nueva burbuja.

Los anglosajones tienen una frase para esta situación: "Bubble Trouble". Fuentes financieras consultadas por LM recuerdan cómo en 1999 el exceso de liquidez se condujo a las empresas tecnológicas, inflando una burbuja que estalló e hizo que el capital se moviera a otros activos, los del Real State. Justo cuando nadie pensaba que fuera posible que el precio de la vivienda bajara o que se impagaran los créditos hipotecarios, llegó la caída de Lehman Brothers y el estallido de la burbuja subprime. Ahora, todo hace indicar que el exceso de liquidez se ha colocado en mercados emergentes y, sobre todo, en deuda pública, convencidos los inversores de que es imposible que los estados no hagan frente a sus compromisos financieros.

Para muestra, un botón: en pocos más de tres años, la deuda pública española ha alcanzado el mismo nivel de endeudamiento (93,9%) que EEUU (104,5%), alcanzando prácticamente el 100% del PIB nacional.

Baja volatilidad

Expertos analistas consultados por Libre Mercado advierten de que el índice VIX de volatilidad es extraordinariamente bajo. Se encuentra en mínimos de siete años. Es decir, los mercados no presentan grandes fluctuaciones, lo que favorece una sensación de seguridad en los inversores. "En 2008 todo se movía mucho, ahora a lo sumo sube o baja el mercado un 1%, y con la que está cayendo todavía. No es normal", dicen estas fuentes a LM.

En este sentido, el ex secretario del Tesoro norteamericano, Timothy Geithner, destacaba recientemente que "las crisis financieras son las más peligrosas. Son causadas por un largo periodo de exceso de confianza". Así, en el estallido de la crisis hipotecaria, recuerda Geithner, "lo más dañino fue la creencia de que, debido a que el mundo había estado relativamente estable, éste seguiría siendo estable en el futuro".

Unido a un largo periodo de bajos tipos de interés, esta volatilidad en mínimos favorece esa percepción de estabilidad que aviva la asunción de riesgos por muchos inversores. Uno de los factores que confirma esta tendencia es la del fuerte crecimiento de los mercados emergentes, tanto empresariales como de renta fija. Países del África subsahariana están emitiendo bonos soberanos con rentabilidades del 6%. Un rendimiento extraordinariamente bajo dado el riesgo que entraña la inversión.

Ghana fue la primera al emitir en octubre de 2007: 750 millones de dólares en bonos con un tipo de interés anual de 8,5 por ciento. Luego llegaron otros nueve países –Gabón, República Democrática del Congo, Costa de Marfil, Senegal, Angola, Nigeria, Namibia, Zambia y Tanzania– que siguieron su ejemplo. En febrero de 2013, esos diez países africanos habían recaudado colectivamente 8.100 millones de dólares con sus primeras emisiones de bonos soberanos, con un vencimiento medio de 11,2 años y un tipo de interés anual medio de 6,2%. En cambio, la deuda externa vigente de esos países tenía un tipo de interés medio de 1,6%, con un vencimiento medio de 28,7 años.

En resumen. Un extraordinario volumen de papel moneda invertido en deuda pública y una sensación de seguridad reflejada en una volatildad en mínimos. Al mismo tiempo, el tamaño de los bancos lejos de disminuir ha crecido al concentrarse, dándose paradojas como que Freddie Mac y Fannie Mae (las grandes hipotecarias de EEUU que quebraron con la crisis del ladrillo) sostienen ahora más porcentaje de hipotecas en EEUU de las que tenían en el momento en que estalló la crisis. Unas luces rojas que inquietan cada vez a más inversores y analistas financieros.

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