"Curiosamente la última decisión que Emilio Botín tenía que tomar que era la de gestionar la transición del poder dentro del Banco Santander y que además, la persona elegida era su hija mayor, Ana Patricia Botín, fue la decisión que él no pudo tomar.
"Es una decisión que implica ya a la cuarta generación de la familia Botín en la gestión de este banco. Ellos han sido los autores y artífices de la gran transformación de una pequeña entidad local a un gran banco global y a Ana Patricia ahora le corresponderá enfrentar la nueva etapa. Lo curioso es que cuando ella se perfiló con más fuerza para suceder a Emilio Botín, que fue en ese famoso reportaje, un tanto almibarado que publicó el diario El País Semanal en febrero de 1999, el banco se encontraba en un proceso de fusiones entre la familia del Santander Central Hispano y la del antiguo Santander y esto levantó todo tipo de cuchillos en el consejo de administración del banco, que obligaron a que Emilio Botín forzara a su hija a presentar su dimisión de toda sus responsabilidades ejecutivas. Eso fue un paso atrás que obligó a Ana Patricia Botín a replantearse, la que era una carrera meteórica, para esperar. Fue en ese momento cuando Botín, más bien por proteger a su hija y para evitarle los ataques anticipados que se iban a producir para bloquear su llegada a la presidencia del grupo tuvo que forzarla a dar un paso atrás".