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José García Domínguez

Merkel va de farol con Grecia

Los griegos tienen la bomba atómica. Y si Grecia saliese del euro, esa bomba explotaría.

Lo de Merkel es un farol. El primero de los muchos que irán irrumpiendo en escena hasta el 25 de enero, cuando se aireen las urnas en Atenas. Es un farol porque los griegos tienen la bomba atómica. Y si Grecia saliese del euro, esa bomba explotaría. Grecia no puede desligarse del euro bajo ningún concepto. Ninguno. Algo que la canciller sabe como nadie. Mejor que el mejor tratado de finanzas, hay una escena de El sentido de la vida, comedia gloriosa de los Monty Pithon, que sirve para entender por qué la deuda de Grecia continúa siendo tan sistémica hoy como el primer día que empezó la crisis de la zona euro. Es aquella en la que el señor Creosota (se llamaba así), individuo de muy aberrante obesidad, entra en un exquisito restaurante francés y, tras hacer que se le recite la carta, pide que le sea servida entera, toda ella depositada en un gran cubo cubierto por huevos de perdiz y paté, amén de seis botellas de Château Latour, un par de vinos espumosos y media docena de cervezas.

Una vez ventiladas las viandas, el camarero ofrecerá a Creosota una pequeña, minúscula chocolatina de menta, el catalizador de la gigantesca explosión que terminará con las vísceras del glotón inundando el comedor todo. Grecia es esa chocolatina de menta. En términos absolutos, la deuda griega resulta irrelevante, y más aún desde que Alemania logró endosársela con magistral habilidad a los contribuyentes europeos por la vía de los célebres rescates del BCE. Pero, ay, la barriga del sistema financiero europeo ha alcanzado un volumen tan descomunal que una simple chocolatina…Repárese en que los seis principales bancos norteamericanos alcanzaban entre todos el 60% del PIB de su país cuando estalló la Gran Recesión en 2008. Bien, pues el balance de solo un banco germano, uno solo, el Deutsche Bank, equivale al 80% del PIB de Alemania. Y eso no es nada. Los tres principales bancos franceses suman a estas horas más del 300% del PIB galo. ING, entidad cuya nacionalidad sigue siendo holandesa, posee activos en sus cuentas por un valor que sobrepasa con creces el 200% del PIB de Holanda.

Los cuatro mayores bancos del Reino Unido cuentan con activos en sus libros que superan en cuatro veces el valor de todo lo que produce la nación que los vio nacer en doce meses. A su lado, los tres principales bancos de Italia parecen pigmeos: apenas suponen el 115% del PIB italiano. Si las tripas de alguno de esos monstruos amenazasen con reventar, ningún estado dispondría de capacidad para rescatarlos. Ninguno. Sería imposible, son demasiado grandes. Y lo malo es que una simple chocolatina de menta pudiera provocar el desastre. Porque los intestinos de la banca europea continúan repletos a rebosar, amén de la basura subprime yanqui, de títulos de deuda de los PIIGS. Así, Standard and Poor’s calcula que la exposición de los bancos franceses a los bonos de los países del sur de la zona euro equivale al 30% del PIB de Francia. Añádase, por si fuera poco, la nada baladí cuestión del apalancamiento. Los bancos alemanes, de tan celebrada seriedad y rigor ellos, han estado operando con apalancamientos de 40 a 1. Traducción al castellano: por cada euro que formaba parte de su capital básico, tomaron prestados otros 40, que luego emplearían en invertir en activos tóxicos de ambos lados del Atlántico.

Nitroglicerina pura: cualquier movimiento en falso y el sistema financiero de la Unión Europea se vendría debajo de golpe. Por lo demás, los estados que todavía conservan una máquina de fabricar billetes, en un instante de alarma podrían provocar inflación a la desesperada para tratar de salir del paso. Pero a los que ya ni eso tienen, únicamente les queda rezar. De ahí que Grecia no pueda salir del euro bajo ningún escenario. Y es que si los mercados recibiesen el mensaje de que la divisa común no supone algo definitivo e irreversible, el inmediato desplome da la cotización de los bonos portugueses, españoles e italianos provocaría la bancarrota súbita de la banca alemana. Lo dicho, Merkel va de farol. Recemos no obstante.

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