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Varios pueblos de Nueva York quieren cambiar de Estado para desarrollar el 'fracking'

El boom de la fracturación hidráulica en Pennsylvania ha invitado a quince municipios del sur de Nueva York a estudiar una salida.

El boom de la fracturación hidráulica en Pennsylvania ha invitado a quince municipios del sur de Nueva York a estudiar una salida.

Durante años, la zona sur del Estado de Nueva York fue conocida como el Valle de la Oportunidad. Firmas como IBM empleaban a miles de trabajadores, al hilo de un boom tecnológico que entró en barrena como consecuencia de diferentes factores (a saber, la competencia asiática, el auge de Silicon Valley en California y el pinchazo del Nasdaq que desencadenó la crisis de las puntocom).

Tras décadas de decadencia económica, los habitantes de la zona han empezado a estudiar nuevas fórmulas de desarrollo. La primera gran respuesta consistió en un proyecto de ocio y juego que habría levantado varios hoteles y casinos en el sur de Nueva York. No obstante, los legisladores estatales prohibieron esta iniciativa.

En el Estado vecino de Pennsylvania, la situación es muy distinta. Como explica el Centro de Desarrollo Económico y Comunitario de la Universidad de Penn State, el ingreso de los condados del Norte ha subido un 25% entre 2007 y 2011. ¿A qué se debe semejante expansión? La respuesta es el desarrollo del fracking.

Resquicios legales, innovación... o secesión

Quince localidades del sur de Nueva York son conscientes de que sus territorios pueden sumarse a la revolución energética que está experimentando Estados Unidos. Las condiciones geológicas de estos municipios son idénticas a las del norte de Pennsylvania. No obstante, los legisladores estatales también han prohibido la aplicación del "fracking" en territorio neoyorquino.

Ante semejante disyuntiva, los Ayuntamientos de la zona empiezan a estudiar alternativas. En Windsor, un pueblo de 5.000 habitantes, los concejales se han planteado publicar un Decreto que autorice las explotaciones de fracking. El planteamiento burlaría la prohibición estatal acogiéndose a ciertos resquicios legales y a ciertas innovaciones tecnológicas, aunque esta solución no se enmarcaría en un escenario de plena seguridad jurídica.

Por eso, los quince municipios han empezado a coquetear con la idea de separarse de Nueva York y unirse al Estado de Pennsylvania. De acuerdo con el canal de televisión WBNG, el interés por esta opción va en aumento en condados como Broome, Tioga o Sullivan. Como explica Jim Finch, un líder político regional vinculado al Partido Republicano, "nuestra economía está en una situación desoladora. No tenemos trabajo y no tenemos ingresos. Nuestro mejor recurso está bajo tierra y debemos explotarlo".

La polémica está servida. Publicaciones como The Economist y agencias de noticias como Associated Press ya están tratando el tema. De hecho, a nivel político se ha publicado ya que el senador estatal Thomas Libous ha empezado a sondear esta cuestión visitando los municipios díscolos. "Al Senado llegan cada vez más correos electrónicos, llamadas y mensajes de ciudadanos que ven con buenos ojos una posible secesión. Nos han dado dos puñetazos seguidos, el primero fue la prohibición del desarrollo de casinos y el segundo fue la prohibición de desarrollar el fracking", explica.

Los impuestos a ambos lados de la frontera

Por motivos fiscales, el cambio de Nueva York a Pennsylvania también podría resultar atractivo. En el Impuesto sobre la Renta, el primero de los dos territorios mencionados aplica un recargo estatal que puede llegar al 8,82%. En Pennsylvania, por contra, se aplica únicamente un "impuesto plano" del 3,07%.

Otro aspecto tributario que cabe apuntar tiene que ver con los gravámenes aplicados a la propiedad: en Nueva York rondan el pago anual de 2.000 euros per cápita, mientras que en Pennsylvania se quedan en 1.175 euros.

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