El senador Rand Paul, candidato en las primarias del Partido Republicano, acaba de publicar en el Wall Street Journal un interesante artículo en el que propone "cargarse el código tributario y empezar de nuevo".
¿Cómo haría eso este flamante aspirante a la Casa Blanca? De entrada, Paul plantea una rebaja de impuestos valorada en dos billones de dólares. Esta serie de ajustes a la baja de la presión fiscal eliminaría las 70.000 páginas de leyes fiscales que hoy están en vigor en el país norteamericano. A cambio, se introduciría un sistema sencillo en el que solamente habría dos grandes figuras impositivas: el IRPF y el Impuesto de Sociedades.
En ambos casos, el tipo aplicado a estos dos gravámenes sería único: con independencia del volumen de renta o de beneficio empresarial, la tasa quedaría fijada en el 14,5%. Semejante ejercicio de simplificación ha sido definido por Rand Paul como "la única forma de arreglar un cúmulo de normas que se ha convertido en algo corrupto, complejo, intrusivo y contrario al crecimiento económico (…). De 2001 a 2010 se han acumulado 4.430 cambios en las normas impositivas, lo que arroja una media de una modificación al día".
Eliminación de impuestos
Paul plantea que se elimine al completo el Impuesto de Sucesiones y Donaciones, así como el gravamen aplicado a las herencias, las tasas impuestas por el gobierno federal o el arcaico "impuesto telefónico" que también cobra el gobierno de Washington.
La nueva tasa única del 14,5% también se aplicaría en el reparto de dividendos, las rentas del capital o los cobros de intereses. Esto evitaría que dichas categorías de ingresos queden sujetas a otros impuestos con otras tasas distintas. En paralelo, las deducciones quedarían reducidas a su mínima expresión: solamente quedarían en pie las aplicadas a las hipotecas o a las donaciones caritativas. Por otro lado, el mínimo exento se elevaría a los 50.000 dólares por cada familia de cuatro.
El impacto que anticipa el candidato republicano sería notable: un repunte del 15% en el ingreso medio a lo largo de los últimos diez años. A esto se sumaría un aumento del PIB equivalente a diez puntos porcentuales, así como la creación de 1,4 millones de puestos de trabajo.