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Una start up israelí prepara ya el ingrediente esencial para la dieta del futuro: saltamontes

Una start up israelí se ha propuesto acabar con el hambre en el mundo de manera poco convencional: cultivando industrialmente insectos comestibles.

Una start up israelí se ha propuesto acabar con el hambre en el mundo de manera poco convencional: cultivando industrialmente insectos comestibles.

No suena especialmente apetecible, al menos para la cultura occidental, pero Dror Tamir, el consejero delegado de Steak Tzartzar –tzartzar es saltamontes en hebreo- está convencido de que la única manera viable que existe de acabar con el déficit de proteínas que existe en el mundo subdesarrollado y que pronto afectará también al primer mundo, es obteniéndolas a través de insectos cultivados industrialmente.

Dror Tamir nos cuenta que el precursor del proyecto es uno de los fundadores de Steak Tzartzar, Chanan Aviv, quien lleva trabajando en la idea de que los insectos son la comida del futuro para los humanos desde hace dos décadas. Él, Dror Tamir y Ben Friedman no sólo pretenden crear una empresa de comida poco convencional, sino que tal y como nos contaba Tamir, la visión de mejorar la dieta de las personas en el mundo es lo que les une y les motiva cada día para seguir adelante.

La falta de proteínas, especialmente en los niños, lleva a grandes problemas inmunológicos y de desarrollo, lo cual reduce la esperanza de vida enormemente. Este problema es habitual en países subdesarrollados, y por si fuera poco, se espera que para el año 2050 la población llegue a nueve mil millones de personas. Tamir pretende superar esta crisis y es por ello que lleva ya algún tiempo trabajando entre Israel y África del Este para sacar adelante su proyecto.

Los saltamontes son una excelente fuente de proteínas y además son fáciles y mucho más baratos de cultivar que cualquier otra. Son de los insectos más "comestibles", y además ya existen 2.500 millones de personas que consumen insectos en su dieta -en muchos sitios son vistos como auténticos manjares-; es sólo cuestión de convencer al resto de que si ve a un saltamontes no piense en pisarlo o en pegar un chillido, sino en verlo como una enorme fuente de proteínas que, además, es asequible.

Steak Tzartzar cuenta con instalaciones en el norte de Israel en las que se cultivan ocho especies distintas de saltamontes en el ambiente más esterilizado posible para evitar que especies venenosas entren en contacto con la producción. La compañía espera que su primera granja comercial esté operativa para finales de 2016, y ya se ha hablado de posibles acuerdos comerciales con varios países.

Como es lógico, para un producto tan único la estrategia comercial no será tarea fácil, y Tamir nos cuenta que se enfrentan a un desafío muy grande, especialmente en occidente. Habrá dos tipos de envasado: el saltamontes entero para oriente y el saltamontes en polvo para occidente. El primer nicho de mercado en el que se centrarán en occidente será el de los atletas; en palabras del consejero delegado: "Los atletas comerían cualquier cosa que mejore su rendimiento. Sólo hay que ver la escena de Rocky en la que Sylvester Stallone se come cinco huevos crudos. Creo que eso es peor que comerse un batido hecho a base de polvos proteínicos sacados de saltamontes".

Por otro lado nos cuenta que hace poco tiempo llevaron a cabo una degustación para representantes de Uganda y de Japón, y que cocinaron los saltamontes según la tradición de cada lugar: en Japón se cocina con salsa de soja y demás condimentos con lo cual el saltamontes no sabe más que a las salsas, y en Uganda se cocina tan sólo con sal y aceite, y comenta que el sabor es muy similar al de un pescado local.

Es difícil predecir el futuro de esta compañía, especialmente en occidente donde la gente ni se imagina la idea de consumir un insecto, pero no se puede negar que el proyecto es ambicioso y que dará mucho que hablar.

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