El analista económico y financiero Daniel Davies, autor del libro The Secret Life of Money, tiene claro que "cualquier persona que se adhiera a un gimnasio podrá comprobar que las instalaciones se llenan de gente en enero y empiezan a vaciarse en los siguientes meses. Incluso si no frecuentamos este tipo de centros, basta con pasear por la calle para comprobar que todos los gimnasios ofrecen paquetes especiales por Navidad".
Según explica Davies, "basta con analizar las cuentas de cualquier gimnasio para ver que el fenómeno del "enero sudoroso" no es un mito urbano ni una broma. De hecho, el primer mes del año es absolutamente fundamental para la industria, hasta el punto de que es imposible gestionar un centro sin sumar esos ingresos extraordinarios".
Y es que, de media, el 75% de las adhesiones al gimnasio se firman en el mes de enero. Además, el tipo de paquetes a los que se suscriben estos usuarios vienen siendo un "todo incluido" que tiene un coste muy superior al que soportarían en el caso de pagar por los servicios que realmente van a usar.
El negocio de las suscripciones es tan lucrativo que algunas cadenas de gimnasios ni siquiera ofrecen la posibilidad de afiliarse a su servicio si no es en el marco de un paquete. En el fondo, se trata de extender al resto del año los altísimos márgenes de negocio que tan buen resultado dan en enero.
Davies destaca que, además, "los costes fijos de las instalaciones son muy elevados, lo que reduce la rentabilidad de cada metro cuadrado. A esto se suma el tiempo que dura cada visita: cualquier cliente de una tienda pasará cinco o diez minutos en el local, frente a los 30 o 60 minutos de un gimnasio".
Precisamente por eso se suelen ofrecer tantos servicios a los socios de los gimnasios: como es imposible que se usen todos, el coste-beneficio vuelve a equilibrarse a favor de esta empresa.