La compra de un coche es uno de los gastos más habituales que tienen las familias, y donde se realiza un desembolso importante. A pesar de tener la posibilidad de financiar esta compra, hay que tener en cuenta que un vehículo tiene una depreciación muy rápida. La salida del concesionario ya hace que este pierda un 20% de su valor si queremos revenderlo.
En España hay una una clara tendencia a comprar un coche de primera o de segunda mano, pero a comprarlo al fin y al cabo. Leasing y renting son dos tipos de arrendamiento que se dan en bienes que se deprecian rápido, tecnológicamente hablando. Su diferencia se encuentra en la duración del contrato o los gastos que cubre. En otros países como en EEUU, uno de cada tres transacciones de coches nuevos son mediante leasing.
Durante estos últimos meses han nacido nuevos tipos de empresas cuyo objetivo es la reducción del gasto de un vehículo propio, sobre todo para aquellos que no utilizan el coche de forma continua. Car2Go o Uber son algunos de ellos.
Diferencias entre renting y compra
Al igual que ha ocurrido en este sector, cada vez son más los consumidores de este tipo de servicios, y el leasing no iba a ser menos. Según los últimos datos publicados por la Asociación Española de Renting y Leasing, se han matriculado 134.364 vehículos durante el mes de marzo, y 20.785 son financiados mediante renting, un 6% más que en marzo 2015.
¿Cuál es la diferencia real de precio?
Renting (Lease plan Go): contrato de 60 meses (5 años), con un uso de 15.000 km al año. Se incluye asistencia 24 horas, mantenimiento, revisiones, gestión y pago de impuestos, cambio de neumáticos, ITV. 226 euros + IVA (273,66 euros) / TOTAL: 16.419,60 EUROS
Compra (Volskwagen): 16.170 euros al contado. 1.648,56 euros de seguro anual (Fenix Directo) con conductor con 5 años, coche nuevo, ciudad/ TOTAL: 24.412,8 EUROS
Para el estudio se ha utilizado unVolkswagen Polo Edition 1.4 Tdi 75cv Bm. La diferencia entre lo que pagaríamos es de casi 1.600 euros al año. Las diferencias fundamentales es que, por un lado, sería de nuestra propiedad, por lo que podríamos amortizarlo en más años y lo haría más barato, y por otro, que podríamos acceder a uno nuevo si no podemos permitirnos comprar otro de cero. En el caso de financiar la compra del coche, supondría un encarecimiento extra de unos 2.000 euros en total.