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El pueblo turístico que quiere vetar a los veraneantes

St Ives, una famosa localidad costera británica, celebrará un referéndum para decidir si prohíbe la compra de segundas residencias.

St Ives, una famosa localidad costera británica, celebrará un referéndum para decidir si prohíbe la compra de segundas residencias.
Una imagen de St Ives, en Cornualles (Cornwall) uno de los pueblos turísticos más famosos del Reino Unido. | Wikimedia Commons.

St Ives, de 11.000 habitantes, es uno de los pueblos más bonitos de Reino Unido. Como lugar de vacaciones, pocos tienen tanto renombre. Situado en la costa norte de Cornualles (Cornwall), las bellas playas y el encanto de uno de los pueblos pesqueros más antiguos del país han atraído desde hace décadas a visitantes de todas las islas, especialmente londinenses adinerados que buscan unos días de relax cerca del mar y lejos del frenesí de la City. En los últimos años, además, algunos de los lugares emblemáticos de la costa inglesa se han convertido en una oportunidad de inversión inmobiliaria.

Sin embargo, no a todos parece hacerles gracia esta deriva, que incluye restaurantes de moda y tiendas rural-chic para urbanitas en busca de aire limpio. El próximo 5 de mayo, los vecinos de la localidad votarán en referéndum una medida insólita: prohibir la venta de vivienda nueva a aquellos que no estén censados en la localidad.

No es el primer pueblo británico en planteárselo, pero la fama de St. Ives ha generado en esta ocasión más ruido y controversia. Parece que el resultado de la consulta no está muy claro, con el pueblo dividido entre partidarios del "Sí" y del "No". Y el resto del país discute si se puede votar algo así. Para empezar, el Gobierno de David Cameron ya se ha posicionado en contra.

Hay dos cuestiones que sobrevuelan la polémica. La primera es el precio de las propiedades inmobiliarias. El incremento de la demanda, tanto para segunda residencia como por motivos de inversión, ha provocado que se disparen los precios. Y claro, en una región en la que los sueldos están alejados de los londinenses, esto genera que haya muchos vecinos locales que no pueden afrontar la compra de una casa en su pueblo. The Economist habla de plazas de garaje que se venden a 100.000 euros, un precio más propio del centro de una gran ciudad.

Además, los representantes de St. Ives hablan en la prensa inglesa de lo que significa para una localidad el tener la mitad de las casas vacías el 80% del tiempo. La alcaldesa, Linda Taylor, del Partido Conservador, asegura a la BBC que no quiere ver cómo "su comunidad muere": un 25% de actuales sus viviendas son segundas residencias y hay quien habla de un futuro con un pueblo cerrado de octubre a mayo.

Para evitarlo, la idea es prohibir a los habitantes de otras localidades comprar nuevas viviendas en el pueblo. Podrán comprar como casa de vacaciones las ya existentes (un claro guiño a los actuales propietarios); pero, si gana el "Sí", los nuevos proyectos inmobiliarios tendrán que destinarse exclusivamente a los locales.

Llegados a este punto, surgen numerosas preguntas. No es sencillo responder a ninguna de ellas. Y no está nada claro si el objetivo que promueven los impulsores del referéndum se conseguirá con una medida de este tipo:

  • ¿Pueden los habitantes de un pueblo decidir quién compra o no una casa? ¿De quién es el pueblo? ¿Se puede equiparar una pequeña localidad como ésta a una urbanización privada en la que los dueños imponen sus normas a las nuevas edificaciones?
  • Si se restringen las opciones para las constructoras, lo lógico es que haya menos interesados en levantar nuevas edificaciones. ¿No impulsará esto los precios aún más hacia arriba? Los que ya tengan un inmueble en propiedad saldrán beneficiados, pero no está nada claro para aquellos a los que supuestamente está dirigida la medida (los no propietarios).
  • Y los empleos que genera la industria turística. Un estudio de la Universidad de Plymouth publicado en diciembre recogía los benéficos efectos que para la economía local ha tenido el atractivo turístico. Mientras otras zonas rurales de las islas británicas languidecen, los pueblos más famosos de la costa de Cornualles mantienen su nivel de actividad.
  • ¿Cómo se aplicará la medida? Prohibir la compra de una segunda residencia a los no habitantes deja abierta la puerta de la picaresca, que puede ir desde cambiar el empadronamiento a comprar la casa a través de persona interpuesta, pasando por la posibilidad de un vecino del pueblo de comprar una casa y luego alquilarla… Desde hace siglos, la humanidad ha aprendido que imponer restricciones en un mercado en forma de precios máximos de venta o prohibiciones para determinados productos es la receta perfecta para el surgimiento del mercado negro o el contrabando.

El 5 de mayo llegará el comienzo de la respuesta a estos enigmas. Lo primero es saber qué votan los habitantes de St Ives. Luego, si aprueban la prohibición, llegará el momento de analizar cuáles son las consecuencias y si el referéndum cumple con sus objetivos. ¿Serán mucho más baratas las casas dentro de una o dos décadas? ¿Será la vida de la comunidad más vibrante? ¿Vivirán mejor sus vecinos? Lo único claro es que voten sí o no, seguirán viviendo en un lugar precioso, que muchos otros británicos también querrán disfrutar.

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