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El Brexit activa la gran alerta: ¿quién será el próximo en salir de la UE?

El miedo de los inversores es que se acabe produciendo un efecto dominó en otros países donde el apoyo a la UE y el euro pierde fuerza.

El miedo de los inversores es que se acabe produciendo un efecto dominó en otros países donde el apoyo a la UE y el euro pierde fuerza.
Periódicos de la tarde de este viernes en Reino Unido | EFE

Una de las principales preocupaciones de los inversores no es el Brexit, sino su posible efecto dominó en otros estados miembros. Es decir, que sea el primer movimiento de otros, que desencadenen nuevas salidas de la UE o la zona euro. Así pues, la pregunta clave que empieza a sobrevolar los mercados es "¿quién será el siguiente?"

El abandono de Reino Unido marca un precedente inédito hasta la fecha. Tras décadas de progresiva integración europea, el referéndum celebrado el viernes activará por primera vez el artículo 50 del Tratado de la UE para negociar la salida comunitaria. Pero podría ser tan sólo el primer caso de otros posibles.

El estallido de la crisis económica se ha traducido, entra otras cosas, en un fuerte aumento de los movimientos antieuropeístas y euroescépticos en varios estados miembros, cuyas reivindicaciones han sido asumidas por distintos partidos políticos, algunos de ellos de marcado perfil populista, tanto de extrema izquierda como de extrema derecha.

El tradicional respaldo de la población hacia la UE ha bajado de forma sustancial en los últimos años por distintas razones, tal y como refleja la siguiente encuesta de Pew Research.

Eso no significa que estén a favor de abandonar la UE o el euro, pero sí es una tendencia social a tener muy en cuenta, ya que constituye un favorable caldo de cultivo para ciertas fuerzas políticas que defienden abiertamente la salida de las instituciones comunitarias y la moneda única o, al menos, la celebración de un referéndum sobre esta delicada cuestión, tal y como resume la siguiente tabla.

El riesgo de salida es mayor o menor en función de diversos factores: el apoyo social a la UE, el respaldo electoral de antieuropeístas y euroescépticos, así como los distintos mecanismos legales para articular la salida -previa convocatoria de referéndum, simple mayoría parlamentaria o la necesidad de aprobar cambios constitucionales-.

Partiendo de esta base, el banco alemán Berenberg estima que Suecia y Dinamarca sufren un riesgo "moderado" de apostar por la salida de la UE, mientras que Italia, Holanda, Francia, Finlandia y Austria encabezan la lista de candidatos para celebrar un potencial referéndum sobre la permanencia o no en el euro. De hecho, la presidenta del ultraderechista Frente Nacional (FN), Marine Le Pen, se mostró eufórica por el resultado del referéndum sobre el Brexit y reclamó que se organice otro igual en Francia, al igual que el líder holandés de los populistas de derechas del PVV, Geert Wilders sobre la permanencia de Holanda en la UE.

Y en caso de que, finalmente, se celebrara un referéndum, Italia es el país que registra un mayor riesgo de salida, ya que casi la mitad de la población estaría a favor de abandonar la UE. En el caso de España, los analistas de Berenberg le otorgan un riesgo bajo, debido al reducido apoyo social que recabaría la salida de la UE y del euro en caso de votación. Aún así, cabe recordar que los líderes de Podemos han abogado abiertamente por esa vía rupturista.

Norte - Sur

¿Y cuáles son las razones por las que se incrementa el desapego hacia la Unión Europea? no se puede dar una respuesta cerrada. Cambian en cada país, pero parece claro que hay dos bloques. En el sur, la sensación es que la UE ha sido insolidaria durante la crisis, que la austeridad no ha funcionado, que desde el norte del continente se tenía que haber dado más dinero, más margen, más apoyo a los estados que lo pasaban mal. Al igual que en un país el Gobierno central apoya a las regiones en problemas (mutualizando deuda, financiando el déficit, etc.) la UE tendría que haber ayudado más a Grecia, España, Portugal o Italia.

En el norte, la sensación es justo la contraria. En el Reino Unido, Alemania, Holanda o Finlandia el sentimiento anti-UE se organiza entorno a tres grandes argumentos: 1. pérdida de soberanía a favor de Bruselas, un mastodonte burocrático que no se sabe bien ante quién responde; 2. miedo a la inmigración, tanto de otros países de la UE como de fuera de la UE; y 3. sensación de agravio, de estar pagando las facturas de los derrochadores (España, Grecia, Portugal, Italia) sin que estos países hagan nada para cuadrar sus cuentas o reformar sus economías.

En este sentido, los resultados del Eurobarómetro son muy significativos. ¿Qué países tienen una opinión más favorable de la UE? Los del Este y algunos pequeños estados que se sienten más protegidos e integrados dentro del club europeo. Así, con una valoración positiva de la UE superior al 50% encontramos sólo a Lituania (55%), Bulgaria (55%), Irlanda (57%), Malta (51%), Rumanía (62%), Luxemburgo (52%) y Polonia (53%).

En el lado contrario, podríamos preguntarnos en qué países se puntúa peor a la UE. Aquí hay dos grupos. En primer lugar, los países del sur que sienten que se les ha impuesto una austeridad injusta: Grecia (37% de opiniones negativas), Chipre (42%) e Italia (25%).

Y al otro lado, países del norte que creen que no sólo no ha habido esa austeridad de la que otros se quejan, sino que al final son ellos los que están pagando una factura que no les corresponde: Austria (36% de opiniones negativas), Reino Unido (28%) o Suecia (22%).

Aquí lo importante no son sólo las cifras, sino también la tendencia. En los últimos años se ha desplomado el apoyo hacia la UE incluso en países que tradicionalmente habían sido muy favorables al proyecto. La crisis económica, la inmigración y la sensación de pérdida de soberanía son los grandes argumentos de los euroescépticos.

Éste último, sobre todo, es un tema que se evita a menudo, pero que ha sido fundamental en el caso británico. En las encuestas que se hicieron a la salida de las urnas entre los partidarios de salir de la UE, la causa que se aducía en primer lugar era que "las decisiones importantes que afectaban al Reino Unido deberían tomarse en el Reino Unido". Luego venía la inmigración y el miedo a futuras ampliaciones de la UE, pero el primer argumento era el miedo ante la pérdida de soberanía.

Además, hay que tener en cuenta que no sólo está en juego el futuro de la UE. También está la cuestión del euro. Es decir, por un lado hay que preguntarse si esto es el primer paso en un dominó que acabará con la UE; y por el otro lado, si podría empujar a otros países a terminar con el euro. De nuevo, volvemos al Eurobarómetro y también aquí los resultados son significativos. En uno de los apartados, se pregunta a los ciudadanos de la UE por cuáles son los principales riesgos a los que se enfrenta la Unión, es muy llamativo lo que dicen los países ricos de la Eurozona. En Alemania (34%), Holanda (36%), Austria (38%) y Finlandia (39%) uno de los dos riesgos más citados era "la situación de las cuentas públicas de los estados miembros".

Es decir, incluso aunque saben que sus finanzas públicas sí están a salvo, el miedo que les da que otros países de la Eurozona no se controlen les parece muy elevado a los ciudadanos de dichos estados. Pocos datos hay más significativos para explicar por qué si hay una ruptura de la Eurozona ya no se habla tanto de una ruptura por abajo (Grexit) y cada vez más de una ruptura por arriba (Alemania, Holanda...).

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