Contentar a todos los sectores de la sociedad no es fácil y Ada Colau lo sabe bien. A pesar de sus intentos por regularizar la situación de los manteros evitando perjudicar a comercios y empresas, la alcaldesa de Barcelona solo ha conseguido protestas en las calles de la Ciudad Condal.
Hasta 200 manteros se instalaron en las ramblas hace unos días protestando por las detenciones de algunos compañeros. "Si es un delito, que nos metan a todos dentro", afirmaba un mantero ante los periodistas.
Y sí, es delito. De momento, y a pesar de los intentos de Colau porque no sea así, el top manta no es una profesión y la venta ambulante se considera una práctica desleal ante comerciantes y empresas que pagan sus impuestos y que desarrollan su actividad dentro de la legalidad.
Desde que Ada Colau llegara al consistorio, uno de sus principales objetivos ha sido la regularización de los manteros. Tras el beneplácito de la alcaldesa ante la creación de un sindicato de manteros y la posterior regulación del gremio a través de un carné de mantero, llegan las disputas.
El 21 de julio, los Mossos d’Equadra detuvieron a 7 personas acusadas de distribuir los productos que se venden en el top manta. Aunque posteriormente 3 de ellos fueron puestos en libertad, los 4 restantes siguen bajo arresto. Esta situación ha revolucionado a los manteros que, en señal de protesta, han abarrotado las calles de Barcelona, desafiando a los Mossos y a la alcaldesa Ada Colau.
Desde que empezó el mandato de Colau, los manteros se han duplicado. Una situación nada extraña ya que las medidas favorables hacia el top manta han creado un efecto llamada entre este grupo de la sociedad. En septiembre de 2015, cuando Colau llegó al gobierno, había unos 400 manteros. Actualmente la cifra ronda los 800, según El Periódico.