El índice de morosidad ha aumentado mucho durante los últimos años y algunos arrendadores han decidido tomarse la justicia por su mano. Cortar el suministro, cambiar la cerradura o no hacer frente a reformas en el inmueble son algunas de las ideas más recurrentes para echar a los inquilinos morosos.
No es extraño encontrarse con inquilinos que, llegado un momento, dejan de pagar el alquiler y los recibos. Pero, para bien o para mal, la Justicia no avala este tipo de actuaciones (aunque el propietario del inmueble tenga toda la razón) o, al menos, tarda mucho en actuar para restablecer el orden. Andrés lo sabe bien. Este malagueño decidió cambiar la cerradura a su inquilina mientras ésta se ausentaba y terminó en el calabozo por coacción y apropiación indebida de bienes propios, según informaDiario Sur.
La inquilina, que llevaba cuatro meses sin pagar el alquiler y casi un año sin hacer frente a los recibos de suministros, sigue en el piso de Andrés. “Los propietarios tenemos una indefensión total porque al final los declaran insolventes y tú tienes que pagar abogado, procurador... Te acaba costando el dinero que no cobras por el alquiler y lo que tienes que pagar para que se vaya”, afirma.
Igual que ocurre con el cambio de cerradura, cortar el suministro o incluso darse de baja en los contratos tampoco será de gran ayuda, ya que, nuevamente, la justicia ampara al arrendatario. No arreglar los desperfectos de la casa, una acción muy habitual, tampoco será muy eficaz. Los arrendadores, que tienen obligación de mantener el inmueble alquilado en perfectas condiciones de habitabilidad, podrían sufrir una anulación de contrato por parte del arrendatario que , además, dejaría de pagar el alquiler.