Hay pocos temas más polémicos que la amnistía fiscal. Para muchos españoles fue un regalo del Gobierno a sus amigos, una forma de conseguir que unos cuantos ricachones lavaran sus deudas con Hacienda. Incluso, se asocia a la corrupción y es cierto que varios de los acusados en algunos de los casos más sonados de los últimos tiempos participaron en el proceso de "regularización extraordinaria", su nombre oficial.
Por eso, cuando hace unas semanas se planteó una reapertura del proceso dentro del acuerdo entre PP y Ciudadanos, para que los beneficiados del mismo tuvieran que pagar el 10% de todo lo aflorado y no sólo para los bienes obtenidos a partir de 2008 (ver aquí las diferentes opiniones al respecto, respecto a la seguridad jurídica de la medida y a si estuvo bien aplicar la prescripción como hizo Hacienda en 2012), la opinión generalizada, al menos en los medios de comunicación, fue positiva. Los promotores de la medida creen que supondría un mínimo de justicia en un proceso que nunca debió comenzar.
En realidad, todo lo que rodea a la amnistía fiscal es polémico. Y los implicados ven las cosas de forma muy diferente. Ni todos los casos son iguales, ni la procedencia de los fondos es la misma ni está tan claro que el cambio de reglas de juego a mitad de partido sea una buena idea pensando en el futuro a medio plazo de la economía española. El problema es que tampoco es fácil que cuenten esto en primera persona, con nombres y apellidos. Ni los que se acogieron a la regularización quieren hablar ni sus abogados o asesores quieren dar su nombre. El peso de la opinión pública y de la mala prensa sigue siendo muy importante.
Libre Mercado se ha puesto en contacto con la Asociación Española de Asesores Fiscales (Aedaf). Les preguntamos por los mitos que han rodeado a este proceso y por las dudas respecto a lo que queda por delante. No hay demasiadas cifras oficiales, entre otras cosas porque se recaudó menos de lo que se esperaba, aunque a cambio se afloraron muchos bienes que sí son susceptibles de tributación desde ese momento. Pero con lo que sabemos sí se pueden sacar algunas conclusiones y aclarar puntos oscuros: "El principal problema de este tema es que la información publicada por la Agencia Tributaria es muy escueta y ello da lugar a que se realicen todo tipo de suposiciones de las que es imposible comprobar la veracidad. Más que mitos, nosotros, en Aedaf, hablaríamos de fantasmas".
- LIBRE MERCADO: Mito 1: el dinero regularizado provenía de actividades ilícitas. Los expertos a los que hemos consultado nos dicen que la mayor parte del dinero viene de actividades legales, entre otras cosas porque la amnistía no era un perdón para los delitos conexos. Por lo tanto, hablamos de dinero de actividades lícitas que o bien no ha pagado impuestos (por ejemplo, para ahorrarse el IVA) o ha pagado impuesto en un momento dado (por ejemplo IRPF) y luego se ha ocultado (para proteger el patrimonio o no pagar otros impuestos, tipo sucesiones). ¿Es así? ¿Qué tipos de bienes han sido más comunes en la regularización?
- AEDAF: "Si el dinero proviniera de actividades ilícitas no se hubiera aflorado puesto que suponía confesar los delitos conexos. Se trata fundamentalmente de rentas o contraprestaciones no declaradas que se ingresan en cuentas corrientes en el extranjero. Posteriormente ese dinero puede invertirse en activos financieros, valores e inmuebles.
Según la última información publicada por la AEAT (julio 2016) sobre el Modelo 720, que obliga a declarar los bienes en el extranjero, los tipos de bienes aflorados mayoritariamente dependen del origen geográfico de los mismos. Por ejemplo, de los bienes situados en Suiza, lo más común ha sido la declaración de valores y derechos, mientras que si nos fijamos en Luxemburgo, los tipos de bienes más declarados han sido las acciones o participaciones en Instituciones de Inversión Colectiva. Los declarantes de bienes en Reino Unido, sin embargo, incluyeron más cuentas bancarias o de crédito e inmuebles".
- Mito 2: el dinero regularizado era un porcentaje muy elevado del patrimonio de estas personas. O por decirlo de otra forma: los ricos tienen el 80-90% de su patrimonio escondido en Suiza.
- No existen datos publicados que permitan saberlo con certeza. En un universo tan amplio puede haber de todo y, seguramente, lo habrá.
- Mito 3: al día siguiente de terminada esta amnistía, los mismos defraudadores volvieron a llevarse el dinero otra vez.
- Con la amnistía no se trataba de traer el dinero, sino de declarar lo que no estaba declarado, ya estuviera fuera o dentro de España.
- Mito 4: la amnistía les ha salido casi gratis a los que se han acogido a la misma.
- Quienes se acogieron al proceso de regularización pagaron lo que la norma obligaba a pagar, y en ese momento cada contribuyente tuvo que ver si le convenía acogerse a la amnistía o presentar declaraciones complementarias.
- Mito 5: España es el único país occidental que ha hecho este tipo de amnistías.
- No es cierto. Además de Grecia, Italia y Alemania, también Bélgica. En 2016 se han aprobado amnistías fiscales en Brasil y Argentina.
- Mito 6: cada día es más fácil ocultar el dinero a Hacienda. Pero la opinión de los expertos consultados es que los convenios de intercambio de información y las medidas contra paraísos fiscales han complicado muchísimo la ocultación de bienes al fisco.
- Cada vez es más difícil ocultarlo. También contribuyen al control de las mismas los mecanismos de cruce de datos entre administraciones, las normas FATCA, las obligaciones de información de entidades financieras o las normas de prevención del blanqueo de capitales.
- Mito 7: la mayor parte del dinero estaba en paraísos fiscales. Los expertos a los que hemos consultado nos dicen que en la mayoría de los casos, hablamos de cuentas en Suiza (país que no es un paraíso fiscal).
- Aunque no existen datos concretos sobre la amnistía fiscal, si tenemos en cuenta los datos publicados por la Agencia tributaria (julio 2016) sobre el Modelo 720, ninguno de los seis países donde más cantidad de bienes declarados se sitúan es paraíso fiscal (Suiza, Luxemburgo, Países Bajos, Reino Unido, Francia, Andorra y Estados Unidos) luego, por analogía, podría considerarse que no es cierto que la mayor parte del dinero estuviera en paraísos fiscales.