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Tres sueños hechos realidad gracias a los microcréditos

Una escuela infantil, una panadería y dos tiendas de ropa. Grandes sueños hechos realidad gracias a pequeñas ayudas.

Una escuela infantil, una panadería y dos tiendas de ropa. Grandes sueños hechos realidad gracias a pequeñas ayudas.
Pequeños comercios en la localidad de Olinda, en el estado de Pernambuco, Brasil. | Alamy

Emprendedoras y luchadoras. Estas son las dos palabras que mejor definen tres bonitas historias sobre otras tantas mujeres que, gracias a su esfuerzo y al empujón de los microcréditos de Banco Santander, han conseguido entrar en el mundo empresarial y lo han hecho creando negocios que, a día de hoy, varios años después de su inicio, siguen viento en popa.

Una escuela infantil, una panadería y dos tiendas de ropa: estas empresas son el resultado de muchos años de trabajo de tres mujeres sudamericanas. Todas tienen un punto en común, haber sido elegidas como destinatarias de un minicrédito. Bueno, en realidad, ésta es sólo la primera de las coincidencias. Porque nuestras protagonistas también se parecen en que han sido capaces de mantener el proyecto que en su momento iniciaron. Y no son casos aislados.

Una escuela para los más pobres

Hoy, Amarante, una región de Brasil, presume de escuela infantil. 90 niños, de los que la mitad vive cerca del umbral de la pobreza, reciben cuidados y educación gracias a Rosa Mesquita, su propietaria. Esta emprendedora pudo abrir esta pequeña escuela con la ayuda de un microcrédito de Banco Santander. El proyecto fue finalista en los Premios City de 2015.

"Desde que era adolescente, junto a mi padre, he vendido libros. Tenía muchas dificultades para vender, íbamos de portal en portal. Mi sueño era ser profesora y abrir una escuela dirigida a niños con carencias. Eso era lo que me animaba a ayudar a mi padre", relata Rosa.

Rosa, que tenía unas tierras, comenzó con la construcción de la escuela, pero el reto más importante llegaría después: el momento de convencer a los padres de que la educación de sus hijos era la mejor opción para ellos y no el trabajo. Poco a poco, ha conseguido que 90 niños asistan a su escuela cada día. La mitad de ellos pueden aportar algo de dinero para mantener vivo el sueño de Rosa pero la mitad restante no tiene dinero ni para desayunar y es la escuela la que tiene que darles la primera comida del día.

Joao Baptista es el agente de crédito que lleva junto a Rosa desde el año 2008. "Gracias a él vi mi sueño más cerca", añade. Con esta pequeña ayuda, Rosa ha podido iniciar y mantener un gran proyecto educativo dirigido a los que más lo necesitan.

De empleada doméstica a dirigir su propio negocio

Augusta Silva, con residencia en Brasil, trabajaba para una casa lavando la ropa y haciendo tareas en el jardín. Empezó su relación con Banco Santander en marzo de 2011 y, a día de hoy, su negocio sigue viento en popa. Su sueño siempre había sido tener un negocio propio y, finalmente, gracias a 15 minicréditos que consiguió con la ayuda de José Abimael, su agente de crédito, lo consiguió. Un libro sobre la trayectoria de un panadero fue su inspiración.

Gracias al primer microcrédito, Augusta pudo comprar algunos electrodomésticos, como su primer horno eléctrico. Además, ella siempre había querido marcar un antes y un después en su pueblo y los microcréditos han jugado un papel fundamental a la hora de conseguirlo.

Dueña de dos tiendas y camino de la tercera...

Sandra Pinheiro es cliente del Santander desde el año 2006. Su objetivo era ofrecer nuevas oportunidades a su familia y lo consiguió. A día de hoy, es propietaria de dos tiendas de moda en la comunidad de Paraisópolis, en Sao Paulo. Dentro de poco, empezará un nuevo negocio de distribución de bebidas. Tiene una gran visión emprendedora, una cualidad que supo ver María Liliane, agente de crédito de Banco Santander.

"Recibir un préstamo de Banco Santander fue fundamental para conseguir todo lo que tengo hoy", afirma Sandra. Su primer crédito fue de poco más de 220 euros. Mas tarde, conseguiría otro de 8.500 euros.

En sus inicios, Sandra trabajaba como empleada doméstica pero quería un trabajo que le ofreciera más oportunidades. También vendía joyas y cosméticos pero no era suficiente para ayudar a toda su familia. Consiguió poner una tienda, pero todo salió mal. Con la llegada de su agente de crédito, que además de la financiación le ofreció orientación financiera, todo cambió. Consiguió abrirse al mundo de los negocios.

Ahora, junto a su marido, está inmersa en el proyecto de distribución de bebidas y sus hijas se han quedado al frente de las dos tiendas de ropa de Paraisópolis. Además, ha ayudado a su hermana con la apertura de otra tienda. Todo estos logros son un aval muy importante que animan a Banco Santander a seguir confiando en Sandra.

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