En España, escasean los estudios sobre la sociología tributaria, pero esta rama de investigación no merece ser desatendida, ya que nos permite saber más sobre la aceptación con la que cuenta el sistema impositivo entre la población. Quizá, el último gran ejercicio fue una gran encuesta realizada por IPSOS a finales de 2015 y publicada a lo largo del pasado año 2016 por el Instituto de Estudios Fiscales con el título Opiniones y actitudes fiscales de los españoles.
De entrada, el cuestionario preguntó a los españoles por el grado con el que emplean servicios públicos y prestaciones sociales. En cabeza, está la sanidad, a la que acude más del 90 por ciento de la población, un porcentaje similar al observado durante las dos últimas décadas. También ganan peso las infraestructuras y el transporte: pasan, entre 1995 y 2015, del 77 al 90 por ciento y del 52 al 73 por ciento. Por el contrario, el porcentaje de españoles que acude a la educación pública va reduciéndose de forma progresiva y ha pasado del 57 por ciento registrado en 1995 al 45 por ciento observado en 2015.
Un 60% cree que paga demasiados impuestos
La valoración que hacen los contribuyentes de la oferta pública de servicios y prestaciones se mantiene más o menos constante durante la última década, moviéndose entre el 2,5 y el 2,8 en una escala de 1 a 4. No obstante, alrededor del 60 por ciento de los encuestados opina que la oferta pública de servicios y prestaciones justifica "poco" o "nada" el pago de impuestos. En escala de 1 a 4, la calificación media ha pasado de 2,9 puntos a comienzos del siglo XXI a 2,2 puntos en la encuesta de 2015.
En la relación entre impuestos pagados y servicios/prestaciones recibidas, la comparativa con el resto de Europa arroja un escenario pesimista. Hace veinte años, un 48 por ciento pensaba que estábamos "peor" que nuestros vecinos, frente al 25 por ciento que opinaba que estábamos "igual" y un 6 por ciento que decía que estábamos "mejor". Hoy, esos porcentajes son del 72, 22 y 6 por ciento, respectivamente.