En España, año tras año, crece el número de personas que viven solas. En 2016 llegó a las 4.638.300, de las que el 53% son mujeres. De estas, el 47% son viudas, según datos de la Encuesta continua de hogares. Solo el 12% son viudos. La profesora de los Estudios de Psicología de la UOC, Montserrat Lacalle, afirma que las mujeres mayores viudas no les atrae la idea de volver a emparejarse por cuestiones sociales y de género.
"Quieren mantener su autonomía. Una nueva relación significa comprometerse otra vez con unos roles tradicionales de pareja y seguramente sacrificar su independencia", afirma Begonya Enguix, directora del grado de Antropología Humana (UOC, URV). Los datos lo demuestran: según un estudio de 2011, menos de un 4,3% de las viudas rehacen su vida en pareja, sea con un matrimonio, una unión de hecho o una relación sin convivencia. "Volver a desarrollar tareas domésticas y de cuidado de la pareja en una relación que no ha tenido una trayectoria larga, como la primera, se percibe como una carga", añade.
La implicación emocional que comportan los años de convivencia justifican tener "cura del otro", pero en el caso de los segundos emparejamientos, no se percibe así. Para Enguix, las mujeres se ven a sí mismas como más independientes y autosuficientes que los hombres y consideran que, una vez enviudan, pueden estar sin un compromiso firme al lado. Según un estudio cualitativo realizado en 2014 con diferentes grupos de viudas y viudos, este es uno de los motivos que más las aleja de una nueva relación.
La tradición pesa y la economía no ayuda
El peso de los valores tradicionales también influye en que estas mujeres no se emparejen. No querer suplir el recuerdo de su primer marido o el miedo a recibir críticas familiares o sociales son las razones más comunes. "A pesar de que socialmente eso está evolucionando, las generaciones mayores de viudas creen que le deben lealtad al primer cónyuge, que no están a tiempo de rehacer su vida o que hacerlo respondería a un comportamiento juvenil", considera Lacalle.
A estos motivos hay que añadir su situación económica. "Generalmente, las viudas mayores han tenido una trayectoria laboral más corta y a menudo con una retribución baja, lo que ha perjudicado su pensión de jubilación", considera Josep Lladós, profesor de Economía y Empresa de la UOC. Una nueva unión supone pérdidas económicas porque se elimina la pensión de viudedad, hecho que provoca que muchas prefieran no casarse de nuevo.
Ellos sí quieren; ellas no
Todas las investigaciones coinciden en que los hombres sí optan por las segundas (o sucesivas) nupcias. "Desde el punto de vista psicológico, ellas tienen más recursos en el campo emocional y gestionan mejor que los hombres las pérdidas", explica Lacalle.
Añade que a pesar de que las manifestaciones del duelo pueden ser inicialmente más evidentes en las mujeres, a largo plazo cuentan con más estrategias emocionales para superarlo. Hasta ahora los hombres han tendido a emparejarse más rápido, por una cuestión de roles de género y porque valoran más positivamente la posibilidad de volver a tener pareja.
'Living apart together', una tendencia al alza
La convivencia sin matrimonio o el living apart together, es decir, una relación en la que sus miembros siguen residiendo en sus respectivas viviendas, se ha convertido en una de las modalidades emergentes en España. "Muchas parejas de gente mayor no acaban casándose y apuestan por otras formas más flexibles; la convivencia a ciertas edades puede ser difícil y se ahorran los problemas que la nueva unión puede suponer con la familia", concluye Lacalle.