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Así es Nueva Zelanda, el paraíso capitalista que le gusta a Alberto Garzón

Con permiso de Singapur y Hong Kong, ningún país se aleja tanto del recetario comunista como Nueva Zelanda. 

Con permiso de Singapur y Hong Kong, ningún país se aleja tanto del recetario comunista como Nueva Zelanda. 
El comunista Garzón, de luna de miel en un paraíso liberal | EFE

Aunque Alberto Garzón intervino en la última Escuela de Verano de Izquierda Unida para denunciar que "el gran problema de la izquierda europea es que se ha aburguesado", el político comunista lleva ya varias semanas respondiendo a miles de personas que, a través de las redes sociales, le reprochan precisamente eso mismo, el comportarse como un "burgués" más y no como un comunista que guarda la coherente entre sus ideas políticas y su vida personal.

El revuelo empezó cuando se divulgaron diversas informaciones sobre el coste de su enlace matrimonial, celebrado el pasado mes de agosto en La Rioja. Y la polémica ha continuado semanas después, a raíz de las informaciones que apuntan que Garzón tiene previsto marcharse un mes de luna de miel a Nueva Zelanda.

El destino elegido por Garzón resulta especialmente llamativo y jugoso desde el punto de vista político, porque se trata de una de las economías más abiertas y menos intervencionistas del mundo. El kiwi liberal ocupa el tercer puesto en el Índice de Libertad Económica que publican la Fundación Heritage y el Foro Regulación Inteligente. De modo que Garzón viaja al país que más lejos está de sus postulados económicos, con permiso de Hong Kong y Singapur.

El Índice clasifica a los países con arreglo a diez parámetros. El primero alude a la protección de los derechos de propiedad privada, quizá uno de los grandes puntos de fricción entre liberales y comunistas. Precisamente en este pilar nos encontramos con que Nueva Zelanda recibe su mejor calificación, con una nota de 96,1 puntos sobre 100. Pero el kiwi liberal también sale bien parado en la medición de la ausencia de corrupción (89,9 puntos sobre 100) y en la categoría dedicada a la eficiencia y la independencia judicial (88,5 puntos sobre 100).

Otro de los rasgos de la economía neozelandesa que Garzón podrá comprobar de primera mano es lo fácil que es hacer negocios en Nueva Zelanda. El Índice otorga 91,8 puntos sobre 100 al grado de facilidades que se le brindan a las empresas: un auténtico paraíso para el sector privado. En cuanto a la ausencia de rigideces laborales, la nota de Nueva Zelanda es de 86,2 puntos sobre 100. Está por ver qué pensarían en CCOO de un paradigma así. Del mismo modo, la estabilidad de la moneda es notable y recibe una calificación de 90,1 puntos sobre 100.

Pero la calificación no es solo alta en los ámbitos anteriores: el país oceánico también alcanza estupendos resultados en apertura comercial (87,4 puntos sobre 100), libertad para invertir (80 puntos sobre 100) y competitividad financiera (80 puntos sobre 100). Algo más bajas son las puntuaciones asignadas al gasto público (46,5 puntos sobre 100) o el peso de los impuestos (70,8 puntos sobre 100), si bien la reducida deuda pública (30% del PIB) explica que Nueva Zelanda reciba 97,8 puntos sobre 100 en el indicador que mide su salud fiscal.

El 'kiwi liberal', ejemplo de capitalismo

Pese al rechazo que suele manifestar Garzón a la globalización, lo cierto es que pocos países la han aprovechado tanto como Nueva Zelanda, donde el peso de exportaciones e importaciones llega al 55% del PIB y el arancel promedio es tan bajo que apenas alcanza el 1,3%. Especialmente llamativa fue la decisión que tomó el país a la hora de eliminar todo subsidio a la agricultura y liberalizar por completo el sector primario.

Según el Índice de Libertad Económica, "el fuerte compromiso con el capitalismo que ha mostrado Nueva Zelanda desde la década de 1980 se ha traducido en el desarrollo de un marco de políticas que contribuye notablemente a fortalecer y apuntalar su modelo económico. Hablamos de una economía en la que el gobierno limita el gasto, controla la deuda y evita aprobar grandes impuestos, al contrario que en otros países desarrollados. Además, estamos también ante un paradigma en lo tocante a las facilidades que se le dan a los inversores y a los emprendedores".

La publicación recuerda que el modelo neozelandés empezó a desarrollarse "en los 80 y en los 90, con medidas de largo alcance que liberalizaron significativamente la economía". Los datos confirman el éxito de esta apuesta. En los cinco últimos años, el crecimiento medio ha sido del 2,5%, mientras que el desempleo se ha mantenido en el entorno del 6% y la inflación no ha llegado al 0,5%. El PIB per cápita asciende a 36.000 dólares per cápita. ¿Tomará nota Garzón durante su viaje?

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