Hace ahora dos años, en julio de 2015, el ministro de Economía, Luis de Guindos, vio frustrada su llegada a la presidencia del Eurogrupo. La reelección del controvertido holandés Jeroen Dijsselbloem fue un jarro de agua fría para el gobierno de España, que no atraviesa su mejor momento en cuanto a su influencia política en Bruselas.
Esta semana se ha renovado una vez más la presidencia del Eurogrupo. Esta vez sí se daba por seguro el reemplazo de Dijsselbloem, de modo que los distintos gobiernos de la Eurozona estudiaron las candidaturas de distintos aspirantes: Mario Centeno de Portugal, Peter Kazimir de Eslovaquia, Dana Reizniece-Ozola de Letonia y Pierre Gramegna de Luxemburgo.
El nombre de Luis de Guindos había vuelto a aparecer en las quinielas de favoritos, sobre todo porque sus homólogos en Francia y Alemania habían manifestado privado que están por la labor de apoyar su llegada a la presidencia del Eurogrupo. Sin embargo, el financiero y político madrileño no se dejó seducir por estas propuestas y, de hecho, trasladó a sus colegas que su meta es otra: la vicepresidencia del Banco Central Europeo, donde el luso Vítor Constancia está a punto de concluir su mandato.
Pero ¿qué suponen los planes del ministro para el gobierno de España? El presidente, Mariano Rajoy, sabe que De Guindos tiene buena prensa en Bruselas y también es consciente de que su adiós implica perder voz en la mesa del Eurogrupo. No obstante, el mandatario gallego conoce desde hace años sus planes, que ya en 2015 expresó su voluntad de cambiar de aires.
Por tanto, toca explorar distintas opciones. Carlos Segovia ha expuesto varios escenarios en las páginas de El Mundo. El primero implicaría el retorno a la Era Aznar, cuando Rodrigo Rato ocupó una macro-cartera que integraba los asuntos de Economía con las competencias de Hacienda, solo que en este caso sería Montoro el que ocuparía la cartera de Economía. Sin embargo, el propio Rajoy preside la Comisión Delegada de Asuntos Económicos, a la que responden Luis de Guindos y el titular de Hacienda, Cristóbal Montoro. Por tanto, todo apunta a que el presidente preferirá mantener esta fórmula.
Descartado Montoro, una opción natural podría ser el nombramiento de uno de los hermanos Nadal, Álvaro o Alberto. El primero es el actual ministro de Energía, de quien se aplaude su buen inglés y su cercanía al presidente del gobierno, a quien asesoró en materia económica durante más de cinco años. El segundo tiene unas credenciales similares, si bien ahora ocupa una secretaría de Estado. En contra de ambos juega el excesivo poder que podría quedar en manos de un mismo clan.
Otras opciones: de Mesa y Escolano
Pero Segovia pone encima de la mesa otros dos posibles nombres. El primero es el de Íñigo Fernández de Mesa. El ex número 2 de Luis de Guindos fue director ejecutivo del Banco Mundial entre los años 1996 y 1998. Entre 1999 y 2005 pasa por diversos cargos de responsabilidad: subdirector general del Tesoro, director ejecutivo del Banco Europeo de Inversiones, consejero de la Sociedad de Transición al Euro…
Este tecnócrata, nacido el 2 de junio de 1967 en Madrid, pasó después a la subdirección general de Financiación Internacional, donde estuvo ocupado entre 2005 y 2006. De 2007 a 2008 da el salto a Lehman Brothers, donde dirige el área de financiación del sector público y el departamento de infraestructuras. Su siguiente etapa llega en Barclays Capital, como director de gestión entre 2009 y 2011. A partir de 2012, con la llegada de Luis de Guindos al ministerio, ocupa distintos cargos de relevancia: secretario de Estado de Economía, secretario general del Tesoro, consejero del Banco de España, consejero de la Comisión Nacional del Mercado de Valores… Su periplo concluye en diciembre de 2016, cuando ficha por la firma de asesoría financiera Rothschild.
Otra posible opción sería la de Román Escolano. En 1989, completa con éxito su oposición a Técnico Comercial y Economista del Estado, convirtiéndose en el número uno de su promoción. De 1992 a 1997, dirige la Oficina Comercial de la Embajada de España en Tailandia. En 1998, el gobierno de José María Aznar le trae de vuelta a España para trabajar como asesor del Ministerio de Trabajo.
Posteriormente, pasa por los consejos de administración de entidades públicas como Correos, ICEX, FEVE… Pero su momento de mayor relevancia pública llega entre 2000 y 2004, cuando dirige el departamento de Economía del gabinete del presidente Aznar. De 2006 a 2011, Escolano fue director de Relaciones Institucionales del BBVA, mientras que de 2012 a 2014 presidió el Instituto de Crédito Oficial, su último destino antes de dar el salto a la vicepresidencia del Banco Europeo de Inversiones, que ahora ocupa.