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El libro que saca los colores a la pusilanimidad de la derecha acomplejada

Valentina Verbal carga contra "el desierto intelectual que prima en la derecha".

Valentina Verbal carga contra "el desierto intelectual que prima en la derecha".
El presidente de Chile, Sebastián Piñera | EFE

La derecha chilena vuelve a ganar unas Elecciones Presidenciales. El empresario Sebastián Piñera venció con claridad en la segunda vuelta de los comicios, alcanzando una ventaja cercana a los diez puntos. Pero sería un error pensar que esto va a suponer un cambio político y económico de calado. Y es que, al igual que ocurre en España, la derecha chilena lleva años perdiendo terreno frente a las embestidas intelectuales de una izquierda cada vez más radical y anticapitalista.

Son muchas las voces que llevan años reivindicando la importancia de dar la batalla intelectual y defender el modelo económico liberal que tanto bien ha generado en Chile. José Piñera, padre del sistema de capitalización de las pensiones, ha vuelto al ruedo con distintas apariciones en medios y una nueva edición de su revista Economista y Sociedad. Axel Kaiser, quizá el intelectual chileno más influyente del momento, ha publicado diversos ensayos criticando la tibieza de la derecha a la hora de defender el liberalismo político y económico.

Ese discurso crítico explica que un candidato independiente como José Antonio Kast lograse sumar el 8% de los sufragios en la primera vuelta de las Elecciones Presidenciales, a pesar de no contar con el apoyo de ninguno de los partidos tradicionales de la derecha chilena. Kast sorprendió en campaña con un discurso sin complejos en defensa del liberalismo económico y del conservadurismo social.

El problema es que esa propuesta no parece seducir lo más mínimo a Sebastián Piñera. En palabras de Eugenio Tironi, el empresario "ganó con un discurso que no toca las reformas de Bachelet más que con el pétalo de una rosa". Teniendo en cuenta que el gobierno de la dirigente izquierdista se propuso "demoler con una excavadora" las bases del sistema económico liberal que tanto progreso ha llevado a Chile, llama la atención que el nuevo presidente insista en plantear un programa tímido, tibio y acomodaticio. En este sentido, tiene especial interés la publicación del libro La derecha perdida. Firmado por la historiadora Valentina Verbal, el ensayo carga contra "el desierto intelectual que prima en la derecha" y pide "enfrentar el discurso político de la izquierda" a base de "actualizar las ideas de la libertad económica, que son las que constituyen y definen la identidad de la derecha".

La izquierda, en las calles

Verbal tiene claro que no es momento de medias tintas: "Chile ha pasado de un proceso de legitimación, basado en consensos fundamentales, a uno de deslegitimación. Desde la pasada legislatura, la izquierda niega la legitimidad de la derecha para hacer lo que ellos han hecho durante más de veinte años: gobernar y administrar el país de manera pacífica". El libro carga las tintas contra el peso que se ha venido otorgando a colectivos organizados que, al igual que vemos en nuestro país, toman las calles para impedir que la derecha implemente reformas que, si bien no gustan a la izquierda, son democráticas, legales y legítimas.

La autora sostiene que, ante esta ofensiva, "la derecha está perdida, puesto que carece de un relato idóneo para hacer frente al discurso de la izquierda. Es ingenuo pensar, además, que se puede ganar la batalla de las ideas con las mismas armas del enemigo. Esta estrategia sirve para ganar tiempo pero no garantiza el triunfo futuro. La buena noticia es que la derecha puede actualizar su relato a partir de las ideas que constituyen y definen su propia identidad".

En España tenemos un buen ejemplo con el fenómeno de sustitución que estamos presenciando y que se traduce en el declive del Partido Popular y el auge de Ciudadanos. El discurso del partido naranja parece cada vez más comprometido con la unidad territorial y la libertad económica, mientras que la acción de gobierno del partido azul preocupa a los votantes de derecha por su pusilanimidad en ambos frentes.

Como afirma Lucía Santa Cruz en un documento del think tank Libertad y Desarrollo, "para que exista un cambio cultural y la derecha recupere a sus votantes, debe ser más valiente en su discurso. No hay que ceder a la tentación permanente de competir con las mismas banderas de la izquierda". Verbal añade que "no basta con una buena gestión (…). Hay que triunfar en la batalla de las ideas y lograr ser culturalmente hegemónicos". Una lección muy válida… a ambos lados del Atlántico.

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