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EDITORIAL

Saquen de nuestro bolsillo las sucias manos de Oxfam

En lugar de hacer el ridículo, el Gobierno debe sacar las sucias manos de Oxfam de nuestro bolsillo y abrir una investigación para recuperar todo el dinero que haya sido mal utilizado.

En lugar de hacer el ridículo, el Gobierno debe sacar las sucias manos de Oxfam de nuestro bolsillo y abrir una investigación para recuperar todo el dinero que haya sido mal utilizado.
Edificio de Oxfam | Europa Press

Las orgías dignas de Calígula organizadas por los altos cargos de Oxfam con víctimas del terremoto de Haití no eran un hecho aislado que, de ninguna manera, podía manchar el buen nombre de la organización. Al contrario, los abusos sexuales contra las víctimas más vulnerables del tercer mundo han sido solo el primero de toda una catarata de escándalos que convierte a Oxfam en una organización peligrosa para las personas que sus dirigentes afirman pretender salvar, sobre todo si son menores de edad.

Miles de donantes se han dado de baja de Oxfam y Gobiernos como el británico le han cerrado el grifo del presupuesto público que es, no lo olvidemos, la principal fuente de financiación de estos auténticos emporios disfrazados de ONG. Es lo mínimo que cabría esperar cuando se descubre que una corporación internacional caracterizada por sermonear a los occidentales y crearles mala conciencia desde una inexistente altura moral, dedica los abundantísimos fondos públicos así depredados a todo tipo de delitos, incluidos los más escabrosos.

El presidente de Oxfam está detenido por corrupción, las dimisiones de sus dirigentes se suceden, los escándalos sexuales se multiplican y desde la propia organización avisan de que lo peor podría estar por llegar.

Oxfam es, por tanto, una organización tóxica y en plena caída en barrena que habría que desmantelar para poner fin a su larga historia de corrupción y abusos. Sin embargo, hete aquí que el Gobierno de Mariano Rajoy, servil hasta la nausea con los enemigos de la libertad, ha salido en defensa de esta multinacional que, si por algo se ha distinguido en lo que a España se refiere, es por haber tratado de denigrar con malas artes y falsos informes la ejecutoria política en materia económica del Partido Popular.

Rajoy y el PP son muy dueños de denigrarse ante el resto del mundo como los idiotas útiles de la izquierda mundial, de la que Oxfam es uno de sus grandes acorazados. A lo que no tienen derecho es a entregarles además nuestro dinero, que luego es utilizado para atacar precisamente los principios e instituciones que garantizan nuestra prosperidad.

En lugar de hacer el ridículo de forma tan espantosa, el Gobierno debe sacar las sucias manos de Oxfam de nuestro bolsillo y abrir una investigación a fondo para recuperar todo el dinero que haya sido mal utilizado. No es una potestad; es una obligación. A tenor de lo que vamos sabiendo, hay materia más que suficiente para indagar.

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