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Zulos, sótanos y pisos sin ventanas: la odisea de alquilar vivienda en el centro de Madrid

Los trabajadores que se trasladan a la gran capital llegan a vivir entre dos y tres meses en un hotel hasta poder alquilar un piso.

Los trabajadores que se trasladan a la gran capital llegan a vivir entre dos y tres meses en un hotel hasta poder alquilar un piso.
Sótano en venta en Madrid

"Me han enseñado pisos en los que no me metería ni aunque me pagaran y encima me piden 800 euros por vivir como una rata". Entre la desesperación y la rabia habla Rosa, directora de un programa de televisión que acaba de ser trasladada a Madrid. "Por menos de 700 euros no encuentras nada habitable". Pisos claustrofóbicos, sin ventanas, o estudios de 16 metros cuadrados. Espacios tan reducidos que bien se podría hacer un huevo frito sentado en el sofá del salón. No hay espacio. Aún así, las viviendas terminan alquilándose. Es tal la desesperación de los futuros inquilinos, que no les importa dónde dormir con tal de conseguir un techo.

Sebastian López, camarero del TOC Hostel en Madrid, relata lo que vive a diario en los salones con Wifi contiguos a recepción. "Los clientes llegan del trabajo y lo primero que hacen es abrir su ordenador portátil para buscar pisos en alquiler subidos a la red. Están pendientes del último piso publicado para llamar rápidamente a la inmobiliaria o al propietario. Los ojos se les salen de las órbitas, se tiran horas hasta que se acuestan. Así todos los días". Según describe López, la estancia media en el Hostel hasta que encuentran casa suele ser de dos a tres meses.

Vivir en una "caja de cerillas"

"Me vine a buscar trabajo a Madrid y mi amigo y yo al no encontrar nada asequible nos metimos en el único piso que pudimos pagar. Nos pedían 650 euros al mes, pero era una caja de cerillas. Me tenía que secar el pelo en la cocina porque en el cuarto baño no cabía ni una persona", recuerda María, dependienta de una boutique madrileña. Sergio, su compañero de piso, describe entre la risa y la indignación cómo al buscar un pantalón en el armario veía la habitación de María -el ropero conectaba con la otra habitación-. "Cogía una percha y veía a mi amiga por el hueco, no había intimidad". Además, añade que "estuvieron comiendo de pie en la cocina durante unos meses porque en el salón sólo se podía sentar uno de los dos". Pero, todavía, tuvieron suerte con su casa. Al menos tenía una ventana. Otros, ni eso.

"Veía los pies de la gente paseando por la calle desde mi sofá. He vivido en un sótano adaptado a vivienda". En el caso de David, autónomo dedicado a la industria textil. Su viaje a Madrid se convirtió en un paseo por "el museo de los horrores". "Había habitaciones abuhardilladas donde tenía que subir unas escaleras y entrar de rodillas en la cama. Si me despertaba bruscamente me daba un golpe de cabeza en el techo", asegura el empresario. David alquiló el inmueble por 700 euros al mes en el madrileño Barrio de Salamanca. Ahora, tras meses durmiendo "con miedo a darse un coscorrón con el techo", se ha ido a las afueras de la ciudad. Se acaba de mudar al barrio de Vallecas.

Sólo basta con darse una vuelta por el portal Idealista para comprobar el estado del mercado del alquiler. Encontramos estudios de 25 metros cuadrados por 1.350 euros al mes. Pero, a pesar del precio, ante la frustración de no poder encontrar nada, los clientes lo pagan.

Antonio se encuentra en estos momentos en plena búsqueda y conoce de sobra estas "terroríficas experiencias" porque tiene amigos a los que le sucede lo mismo. Este cántabro de 31 años aterrizó en Madrid hace dos semanas. "No me molesto en llamar a los pisos que llevan más de 6 horas publicados en Internet, sé que ya no quedarán citas para verlo". Este administrativo cree que terminará por alquilar una habitación. "No puedo permitirme vivir sólo, no puedo pagar 700 euros con una nómina de 1.200 euros, es inasumible".

Así encontramos a profesionales de 30 a 40 años que se ven abocados a tener que compartir piso como si fueran estudiantes universitarios. Pero, ¿cuáles son los motivos que llevan a los arrendatarios a matarse por vivir en un zulo? ¿por qué cuesta tanto alquilar?

Carmena paraliza la oferta de pisos

Luis Castillel, responsable de alquileres en la Inmobiliaria World Gestion Inmobiliaria en el Distrito Centro, explica que la demanda se ha disparado y sobre todo atiende a extranjeros, estudiantes o trabajadores que vienen de paso. "Pagan lo que sea. Por un piso puedo atender a 30 personas en un día. Una vivienda tiene muchos candidatos. Los precios han aumentado muchísimo".

Castillel aclara que el problema está en que "se ha elevado la demanda y apenas hay pisos para alquilar en Madrid". El portal Idealista en un estudio reciente achacó el hecho de que no haya pisos para alquilar en Madrid "a las pegas que pone el Ayuntamiento de Madrid a los constructores". Fernando Encinar, director del portal web inmobiliario, critica que el gobierno de Carmena se niegue a dar licencias para nuevas viviendas.

El futuro en las ciudades: ¿vivir en las afueras?

Al margen de la parálisis que ha impuesto Ahora Madrid, el hecho de que el alquiler dentro de la M30 se haya disparado hasta un 43% en los dos últimos años es una tendencia extrapolable a otras grandes capitales del mundo. Lo que ocurre en Madrid es lo que ya sucede en ciudades como Londres o San Francisco. El centro urbano tiende a convertirse en el escenario donde conviven empresas, negocios, oficinas, hoteles y turistas.

Los habitantes y profesionales recién llegados se van a vivir a las afueras, es más barato y los viviendas doblan en metros cuadrados y comodidades a las del centro de la ciudad. Los barrios obreros o más humildes comienzan a ser habitados por otros perfiles.

Si viajamos al centro londinense, en la capital de Inglaterra una cama en una habitación compartida con literas cuesta alrededor de 350 libras mensuales. Sí, sólo por el colchón. Pero no hay que llevarse las manos a la cabeza. Esto también puede ser positivo. Según la agencia inmobiliaria Teatinos Home, cuando "este fenómeno comienza a darse en una ciudad es síntoma de crecimiento económico y de aumento de la oferta laboral". Que no cunda el pánico...

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