El Índice de Libertad Humana publicado por el Instituto Cato aporta datos muy relevantes y, al mismo tiempo preocupantes. El mundo es menos libre ahora que en 2008 -el indicador global ha caído un 0,12-. En cuanto a la libertad personal, 84 países han sufrido progresos de regresión, un escenario similar se ha vivido en la libertad económica -donde 82 estados tienen un mercado menos libre que hace 10 años.
Burundi (-0,92), Brunei (-0,71), Camerún (0,64) y Venezuela (-0,61) son los países que han vivido los procesos más fuertes de regresión. Los datos publicados por el Instituto Cato hacen referencia al año 2015 -último curso del que se tienen estadísticas oficiales para poder hacer el estudio-. Así pues, es probable que en Venezuela la libertad haya decrecido más de lo que se puede observar en el informe.
En el año 2008, el país chavista ocupaba el puesto 136 de 159 en el ranking de libertad humana. En 2015, la regresión fue brutal y el país gobernado por Nicolás Maduro ya es el penúltimo estado menos libre del mundo. Quizá donde más se ha notado esta caída es en la libertad económica -Venezuela es el país con la economía más restringida de todos los analizados-
Desgranando los datos de Venezuela, se puede observar que obtiene sus peores registros en la regulación del mercado y en su sistema jurídico. Cabe volver a recordar que son datos del 2015, año en el que Nicolás Maduro todavía no había dejado sin poder a la Asamblea Nacional -donde la oposición tenía mayoría-.
La libertad de los jueces, la libertad de los procesos judiciales y la justicia criminal y civil obtuvieron notas por debajo del 2,9 sobre 10, llegando al 1,2 en algunos casos. Más grave es la nota de la independencia judicial, donde Venezuela obtiene un 0,2 -lo que quiere decir que los tribunales están totalmente controlados por el poder político-. La imparcialidad de los tribunales anota un mísero 0,7 sobre 10 y la interferencia militar en la justicia marca un 0,8. Esto se traduce en un sistema jurídico politizado, controlado e interferido por el poder militar, también en manos del Gobierno.
Por otro lado, la regulación del mercado está asfixiando a Venezuela. Las leyes laborales apenas permiten crear empleo, sus fuertes restricciones hacen que el país puntúe un 1,5 en este apartado. Lo mismo ocurre con las fuertes regulaciones a las empresas, donde con un 2,3 sobre 10 se pone de manifiesto que es prácticamente imposible la viabilidad de la iniciativa privada.
Brutal regresión
Si Venezuela ya tenía serios problemas de libertad en 2008, siete años después las dificultades se han multiplicado. En el año en el que comenzó la crisis, el país latinoamericano marcaba un 4,22 en el índice de libertad económica, pero esa nota se ha reducido hasta reflejar un 2,92. La libertad personal hace siete años era del 6,34 y en 2015 puntuó con un 5,76. Estos datos son anteriores a las decisiones de Nicolás Maduro que han convertido a Venezuela en una dictadura.