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Pagar por pasear junto a un rebaño de cabras, el último grito entre los 'urbanitas' españoles

Convertirse en pastor por un día es para muchos una forma de olvidarse de la rutina de la ciudad.

Convertirse en pastor por un día es para muchos una forma de olvidarse de la rutina de la ciudad.
'Pastores por un día' en la Sierra de Guadarrama | Ruralit

Que más de un niño crea que los huevos y la leche nacen de la nevera es uno de los efectos más cómicos de la despoblación del mundo rural. Que algunos urbanitas se estén empezando a interesar por el agotador y desdeñado oficio del pastoreo, también es sorprendente. En España, tal es la atracción por una de las profesiones más antiguas del mundo, que son muchas las personas que están dispuestas a pagar para que les permitan dar un paseo junto a un rebaño de ovejas o cabras.

"Podréis conocer de cerca a las cabras, darles de comer y asistir al ordeño, antes de partir en ruta de pastoreo con el rebaño al completo", puede leerse en la página web de Ruralit. Esta compañía es una de las que ofrece convertirse en pastor por un día a todo el que quiera salir de la ajetreada vida de la urbe.

El perfil de sus clientes es "claramente" el de "personas de ciudad que desgraciadamente no tienen pueblo", cuenta a Libre Mercado Javier Truchera, uno de sus responsables.Por esta razón, han elegido la Sierra de Guadarrama para llevar a cabo la actividad, "porque está muy cerca de Madrid", donde residen la gran mayoría de sus clientes. "Vienen muchas familias, pero también adultos sin niños con el único objetivo de desconectar, relajarse y olvidarse de la rutina de la ciudad. Y lo consiguen", asegura

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Una de las cabras de la ruta

Regla de oro: ni correr, ni gritar

A las 10 de la mañana es el momento de partir junto a un rebaño de 50 cabras guadarrameñas y sus perros pastores. Un palo y calzado cómodo serán las herramientas más imprescindibles para un grupo de aprendices, que puede alcanzar hasta las 15 personas.

"No asustar a los animales, por ejemplo, corriendo hacia ellos o gritando", es una de las reglas de oro de la actividad. "A las cabras hay que trasmitirles tranquilidad", apunta Truchera. En un gran parte del recorrido no hay cobertura, "por lo que la desconexión es total", asegura.

Con el palo el pastor enseña a los visitantes a marcar el paseo del rebaño. "El grupo se divide. Unos van delante con el monitor, y otros atrás, con el pastor. Y luego se cambian", explica Truchera. "Ellos mismos, con el bastón, le marcan a las cabras algunas directrices. Y alucinan al ver lo obedientes que son", cuenta.

El rebaño que pastorearán estos principiantes durante 2 horas pertenece al Ayuntamiento de El Boalo, en plena sierra madrileña, y tiene unos curiosos orígenes. "Creo que es el único rebaño municipal de España. El Ayuntamiento se hizo con ellas con el único objetivo de reponer las cabras que les mataban los lobos a los pastores de la zona, y al principio era el propio alcalde el que las pastoreaba. Después, sacó a concurso público una plaza de pastor, que también es la primera de España, y contrataron al pastor actual", relata Truchera.

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Una niña tras el rebaño

12 euros por persona

"Les propusimos esta idea para que la gente pueda disfrutar del mundo rural desde dentro, y les encantó", cuenta este responsable del proyecto. "Además, nosotros contratamos a un monitor para que acompañe al pastor y al grupo", cuenta. Al Ayuntamiento también le pagan un canon por la ruta.Empezaron a operar el pasado mes de octubre los fines de semana "y hemos estado llenos unas 12 veces", afirma. El precio de acompañar a las cabras a buscar pasto es de 12 euros por persona.

Javier Truchera es consciente de lo chocante que puede resultar su actividad para todo aquel que esté medianamente familiarizado con el mundo del campo, aunque "hay que tener en cuenta que hay gente que no ha visto una cabra en su vida". Muchos ganaderos con los que habla "no se pueden creer que alguien está dispuesto a pagar por lo que ellos hacen cobrando".

La idea la digieren mejor los pastores jóvenes, "que están encantados de contarle a la gente en qué consiste su trabajo y de poner en valor un producto ecológico y cuidado". Tanto es así, que su compañía también ofrece a los clientes participar en otras actividades ganaderas y agrícolas, como apicultura, recogida de cerezas o paseos acompañados de burros. "Cepillar a los burros es una de las que más éxito está teniendo porque relaja muchísimo", apunta su responsable.

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