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El martirio de vivir con vecinos okupas en Mallorca: "No puedes dormir, la ansiedad te come"

El fenómeno de la ocupación golpea a la isla de Mallorca. Familias enteras de etnia gitana se han convertido en un martirio para sus vecinos. 

El fenómeno de la ocupación golpea a la isla de Mallorca. Familias enteras de etnia gitana se han convertido en un martirio para sus vecinos. 
Calle San Cristóbal de S'Arenal | Google

Madrid, Barcelona, Mallorca… La lacra de la ocupación se extiende como la pólvora en las ciudades españolas. Es precisamente en la isla mallorquina donde más episodios escandalosos se están sucediendo en los últimos tiempos.

"No puedes dormir, la ansiedad te come y el temor de que vaya a peor es inevitable", asegura Miguel, un vecino de la calle San Cristóbal de S'Arenal, tras tres años de calvario con okupas en uno de los pisos de su edificio, tal y como ha recogido Mallorca Diario.

En la zona donde vive el afectado, "familias enteras, la mayoría de etnia gitana, pegan la patá en viviendas, principalmente de los bancos, y se meten indefinidamente", señala la publicación. "Generan ruidos, suciedad y peleas. Si fuesen personas civilizadas que no crean problemas y se cuelan en casas sin habitar porque no tienen recursos, lo entendería, pero en S'Arenal no es el caso", relata Miguel.

Durante 36 meses el afectado tuvo que convivir con un grupo de okupas en el piso de arriba, y la experiencia fue todo un martirio. "Teníamos que dormir de día", asegura, debido a que por la noche era cuando sus vecinos formaban más escándalo, lo que hacía imposible el descanso.

En la misma zona, frente a su casa, Mario observa como "hay cuatro o cinco plantas bajas ocupadas. Los niños están todo el día en la calle, sin ir al colegio, todos se comunican a gritos, sacan la basura cuando les da la gana y la dejan a un metro del contenedor... Nadie les dice nada y tú no vas a ser el listo que te metas en problemas".

En la calle Milán, el mismo testimonio, ya que hay un edificio entero que lleva años con familias gitanas okupas. "Yo he optado por llevarme bien con ellos y no llamarles la atención porque tengo miedo de represalias", reconoce Joan.

Esta situación es muy similar a la plaga de okupas que vive el PAU de Vallecas en Madrid. Los propietarios sufren amenazas de muerte, suciedad y destrozos, lo que hace insoportable la convivencia con estos vecinos enemigos de la propiedad privada.

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