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El impacto de la pobreza real entre los pensionistas es casi un 60% inferior al del resto de españoles

Los jubilados pasan menos necesidades económica que el resto de la población, según los datos del INE.

Los jubilados pasan menos necesidades económica que el resto de la población, según los datos del INE.

En la Encuesta de Condiciones de Vida que realiza periódicamente el Instituto Nacional de Estadística, la tasa de carencia material severa es la proporción de la población que vive en hogares que carecen al menos de cuatro de los nueve conceptos considerados para tener una vida digna. Esos nueve conceptos son los siguientes:

  • "Ir de vacaciones al menos una semana al año".
  • "Comer carne, pollo o pescado al menos cada dos días".
  • "Mantener la vivienda con una temperatura adecuada".
  • "Capacidad para afrontar gastos imprevistos de 650 euros".
  • "No tener retrasos durante el último año en el pago de hipoteca, luz, comunidad".
  • "Disponer de automóvil".
  • "Poseer un teléfono".
  • "Tener un televisor".
  • "Contar con una lavadora".

Cuando una persona no reúne al menos cuatro de estos puntos, la metodología española y europea considera que está en una situación de carencia material severa. En gran medida, este es el indicador de pobreza más empleado por los economistas, puesto que las mediciones referidas al riesgo de pobreza son, en realidad, mediciones relativas que comparan ingresos para ofrecer datos de desigualdad, pero no aclaran la situación real de necesidad de las personas estudiadas.

Como en las últimas semanas se ha hablado mucho del "empobrecimiento de los pensionistas", tiene sentido acudir a este indicador para conocer mejor la situación que enfrentan los mayores de 65 años en nuestro país. La conclusión general que arroja este cálculo resulta desoladora para quienes insisten en hablar de nuestros mayores como un colectivo hundido en la miseria.

Las cifras son claras

Y es que, si comparamos cuál es la tasa de carencia material severa del conjunto de la población española con la ratio observada entre los mayores, encontramos que dicho indicador es casi un 60% más bajo para quienes tienen más de 65 años que para el resto de los españoles.

Si nos fijamos en las mujeres, vemos que la tasa de pobreza real es del 6,2%, pero cae al 2,9% en el caso de las jubiladas. Si analizamos el caso de los hombres, este indicador es del 5,3% para el conjunto de la población masculina, pero se reduce al 1,9% en el caso de los hombres de más de 65 años.

Y lo mismo sucede si atendemos al índice de carencia material, que es la proporción de la población que vive en hogares que carecen al menos de tres de los nueve conceptos considerados anteriormente. En este caso, dicha tasa es un 47% más baja para quienes tienen más de 65 años que para el resto de los españoles.

Si nos fijamos en las mujeres, vemos que la tasa de carencia material es del 15,7% entre todas las mujeres, pero cae al 9,3% en el caso de las jubiladas. Si analizamos el caso de los hombres, este indicador es del 14,7% para el conjunto de la población masculina, pero se reduce al 6,8% en el caso de los hombres de más de 65 años.

Por otra parte, aunque la tasa de carencia material de las mujeres ha subido del 13,6% al 15,7% en plena crisis, los mismos datos para 2009 y 2016 son del 8,8% y el 9,3% entre las mujeres de más de 65 años, de modo que la evolución ha sido mucho menos negativa. En cuanto a los hombres, la tasa general crece del 13,8% al 14,7%, pero en el caso de los mayores de 65 años se reduce del 7% al 6,8% a pesar de la recesión.

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