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Los gráficos que destapan las vergüenzas de la educación pública en España

El bajo rendimiento, la alta tasa de abandono escolar o el exceso de universitarios son tan solo algunos de los problemas del sistema educativo.

El bajo rendimiento, la alta tasa de abandono escolar o el exceso de universitarios son tan solo algunos de los problemas del sistema educativo.

El Ministerio de Educación ha publicado recientemente el anuario Las cifras de la educación en España sobre el curso académico 2015-2016 que incluye un apartado con diversas estadísticas internacionales sobre los resultados de los alumnos, la tasa de abandono escolar o el gasto en Educación a partir de fuentes como la Asociación Internacional para la Evaluación del Rendimiento Educativo o Eurostat y que muestra un panorama con áreas importantes de mejora.

Abandono escolar y exceso de universitarios

España ha sufrido históricamente una tasa de abandono -definida como la proporción de la población de 18 a 24 años que no ha completado la Educación Secundaria- superior a la media de la Unión Europea. Antes de la crisis afectaba al 30%, el doble que el promedio de la UE. Desde entonces, dicha tasa ha descendido en toda Europa, por lo que en 2016, si bien había descendido en España hasta el 19%, seguía siendo el doble del de la UE. Además, la posición relativa ha empeorado: mientras que en 2006 Portugal y Malta tenían una tasa superior, diez años después únicamente la segunda, y por unas décimas, estaba en una peor situación en 2016.

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Otro indicador que la UE toma como referencia de los sistemas educativos es el porcentaje de población de 30 a 34 años con formación superior. En este aspecto, el sistema español obtiene un registro superior a la media, reduciéndose eso sí el diferencial favorable a España desde 10 puntos porcentuales en 2006 a casi converger en 2016 en el 40%.

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Esa convergencia se ha producido tras un continuo crecimiento en la UE y un estancamiento en España, que en su caso tiene sentido dado la elevada sobre cualificación del trabajador español, cuya tasa es la mayor de la OCDE. El hecho de que uno de cada cuatro trabajadores desempeñe una función por debajo de su formación puede ser una señal de que el número de universitarios es excesivo para la demanda del mercado laboral, por lo que, en ese contexto, una elevada ratio de población con formación superior puede no considerarse un factor positivo.

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Por último, una tercera referencia es la población que recibe algún tipo de formación y, en este caso, los resultados tampoco invitan al optimismo, puesto que el diferencial favorable español se ha revertido recientemente.

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Gasto relativamente bajo

El gasto -aunque mejor habría que hablar de inversión por el retorno futuro que genera- por alumno medido en términos equivalentes de poder adquisitivo es de 6.173 euros y se sitúa en la parte medio-baja, por detrás de Italia (6.503 euros por alumno) y, especialmente, de Francia o Alemania (7.783 y 8.599 euros respectivamente). Con un nivel de gasto inferior se sitúan los países del Este de Europa y Portugal.

El bajo gasto en España se explica por el reducido gasto en las etapas previas a la Universidad, dado que en la formación de grado Superior se sitúa en la media (posición 14 de 28 países). Otro aspecto a destacar es que el gasto por alumno es mayor en la enseñanza pública que en la concertada privada, cuando lo normal en el resto de países es lo contrario, posiblemente debido, entre otros motivos, a que la concertada y privada está más extendida en España para la Educación Primaria y Secundaria.

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Otro parámetro de medición, como es el gasto público sobre el PIB, sí se sitúa entre los más bajos de la UE (posición 19 de 23 países), si bien, en este caso, hay que considerar el factor demográfico. En España, el peso de la población en edad de 18 a 22 años es el cuarto menor sobre 34 países europeos y, lo que es más preocupante, es un 45% menor al de hace 20 años: mientras en 1997 la proporción de población joven en España era superior a la de Reino Unido, Francia, Alemania o Suecia, en 2017 es inferior al de todos estos países.

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Bajo rendimiento escolar

Mientras que existe un factor demográfico preocupante por el envejecimiento de la población, el rendimiento de los estudiantes tampoco ofrece noticias nada positivas. La IEA (Asociación Internacional para la Evaluación del Rendimiento Educativo) elabora los proyectos TIMSS en materia de números (Matemáticas y Ciencias) y PIRLS en comprensión lectora, que son, junto a PISA, los más conocidos de evaluación internacional de la calidad de los sistemas educativos.

Los resultados de los alumnos de 4º de primaria se encuentran por debajo del promedio de la OCDE, y sobre un total de 30 países los estudiantes españoles ocupan la posición 24. En esta clasificación, los mejores resultados son para tres países asiáticos -Corea del Sur, Singapur y Japón-, seguidos de Rusia, países nórdicos -Finlandia y Noruega- y Estados Unidos. Entre los países con peores resultados están Francia, Turquía y Chile.

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Resultados muy mejorables

En el entorno europeo, el sistema educativo español se caracteriza por una tasa de abandono escolar muy alta, un rendimiento bajo de sus estudiantes, un gasto moderado y una elevada proporción de universitarios que provoca una frecuente sobre cualificación y una tasa de empleo entre los trabajadores con formación superior que únicamente es menor en Italia y Grecia.

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En cuanto al gasto, que incluye tanto el público como el concertado y privado, podría incrementarse con el objetivo de mejorar el rendimiento y, de esta forma, situarse en el cuadrante superior derecho del siguiente gráfico junto a Suecia, Alemania u Holanda.

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En definitiva, existen datos que muestran un sistema educativo en España que no funciona del todo bien. Una posible solución, aunque no la única, es un incremento del gasto por alumno, quizá no tanto en número de profesores, puesto que el promedio de alumnos por profesor en España es de 12,6 vs 14,2 en la OCDE, sino en sus medios, en las fases anteriores a la Educación Superior, así como un replanteamiento sobre cuál es la demanda del mercado laboral -estudiantes con una Formación Profesional más adaptada a las necesidades de las empresas antes que universitarios-.

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