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¿Y ahora qué? Italia corre el riesgo de plantear unas elecciones plebiscitarias sobre su permanencia en el euro

Carlo Cottarelli, exalto cargo del FMI, intentará formar gobierno tras el veto presidencial al Ejecutivo planteado por la Liga y M5S.

Carlo Cottarelli, exalto cargo del FMI, intentará formar gobierno tras el veto presidencial al Ejecutivo planteado por la Liga y M5S.

La situación de inestabilidad política persiste en Italia. El acuerdo de gobierno alcanzado entre el Movimiento 5 Estrellas (M5S) y la Liga ha hecho aguas tras el veto del presidente del país, Sergio Mattarella, al candidato propuesto para ocupar el Ministerio de Economía, Paolo Savona, un declarado detractor del euro.

Este rechazo ha provocado la renuncia de Giuseppe Conte como candidato a primer ministro. Como consecuencia, Mattarella encargó el lunes a Carlo Cottarelli, un antiguo alto cargo del Fondo Monetario Internacional (FMI), que intente formar gobierno. Así pues, el objetivo ahora será tratar de constituir un gobierno de tecnócratas con el apoyo de otras fuerzas, pero el problema es que la mayoría parlamentaria que ostentan la Liga y M5S hace muy probable la convocatoria de nuevas elecciones a corto plazo.

Por el momento, el presidente italiano ha logrado evitar la conformación de un Gobierno de corte populista, tendente a disparar el déficit y a plantar un nuevo pulso a las autoridades comunitarias, a imagen y semejanza de lo que sucedió con Grecia en los últimos años bajo el mandato económico del polémico Yanis Varoufakis. Sin embargo, esto no significa que la inestabilidad política se haya solventado, ni mucho menos.

Los analistas ya empiezan a barajar la convocatoria de un nuevo adelanto electoral, cuyo planteamiento podría incluso acarrear riesgos mayores. Un supuesto Ejecutivo dirigido por Cottarelli estaría atado de pies y manos debido a su falta de apoyos, lo cual podría desembocar en una nueva cita electoral el próximo otoño o a principios de 2019. Si no logra formar gobierno, la cita podría adelantarse a este mismo verano.

Desde el banco de inversión Berenberg advierten de que el veto de Mattarella podría desatar una crisis institucional, ya que ambos líderes populistas -especialmente Matteo Salvini, de la Liga- no han dudado en deslegitimar la decisión del presidente, pero la cuestión clave es que se podría radicalizar aún más el debate político de cara a unas nuevas elecciones. El eje del discurso podría empezar a pivotar desde los problemas relacionados con la emigración, tal y como sucedió durante los anteriores comicios del 4 de marzo, a otro centrado en la permanencia o no de Italia en el euro. No en vano, la elección de Savona fue vetada por su carácter euroescéptico y Salvini ha aprovechado el "no" del presidente para cargar abiertamente contra Bruselas, bajo el argumento de que la UE socava la democracia italiana.

Por ello, los partidos que salieron vencedores de los últimos comicios -el M5S, pero, sobre todo, la Liga- podrían centrar su campaña en una propuesta mucho más explícita sobre la conveniencia de seguir en la moneda única, convirtiendo así las nuevas elecciones en una especia de "referéndum" sobre el euro. En este sentido, Salvini ya trasladó al líder de Forza Italia, Silvio Berlusconi, que si su partido apoya un gobierno liderado por el economista Carlo Cottarelli la alianza que mantienen ambas formaciones se romperá, al tiempo que ha asegurado que está estudiando si se presenta en coalición en los próximos comicios con el Movimiento 5 Estrellas.

Por el momento, las encuestas favorecen al euroescéptico Salvini, con más de un 23% de apoyo electoral frente al 17% cosechado en marzo, mientras que el M5S, también euroescéptico, se mantendría en primera posición, con más del 31%. Es decir, ambos podrían revalidar su mayoría e incluso ampliarla.

El caldo de cultivo existe

Aunque todavía es pronto para sacar conclusiones, dado que la incertidumbre se mantiene y el escenario podría cambiar de forma sustancial, el posible adelanto electoral corre el riesgo de colocar al euro en el centro del debate, lo cual en un país como Italia no es una cuestión baladí, ya que existe un caldo de cultivo propenso a que triunfe este discurso.

En primer lugar, porque su desempeño económico dentro de la moneda única ha sido mediocre debido a su baja productividad, su elevada deuda pública y la escasez de reformas estructurales.

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Y, en segundo término, porque este negativo desempeño económico, agravado por la crisis sufrida en los últimos años y el problema de la emigración, ha alimentado el discurso populista en contra de la UE y el euro. No por casualidad, Italia destaca por el elevado euroescepticismo que muestra su población. Tan sólo el 59% de los italianos está a favor del euro, una de las tasas más bajas junto con los griegos. Además, sólo el 37% de los italianos tiene ahora una imagen positiva de la UE, por debajo de la media comunitaria, lo que supone una caída de más de 20 puntos porcentuales desde 2007, cuando estalló la crisis financiera internacional.

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Otros analistas son más optimistas, como Pablo Martín de Santa Olalla, profesor de la Universidad Europea, que en una nota publicada por Faes explica que, pese a que las encuestas están en este momento dando una importante subida en intención de voto a la Liga, es posible que "se produzca un importante trasvase de votantes de Salvini hacia Berlusconi, a sabiendas de que Salvini constituye un auténtico peligro para la marcha nacional y, sobre todo, para el empresariado del norte del país".

Sea como fuere, esta nueva crisis política ya se ha trasladado a los mercados. La prima de riesgo de Italia se ha disparado en los últimos días, arrastrando consigo a Portugal y, en menor medida, a España, aunque la moción de censura que ha planteado el PSOE está acrecentando la tensión en el mercado de deuda.

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Italia, con una deuda del 130% del PIB, es el país más endeudado del euro tras Grecia, justo por delante de Portugal. Un programa de gobierno tendente a disparar el déficit generaría turbulencias ante el elevado coste de la deuda, pero si el debate político se traslada a la permanencia de Italia en el euro, la crisis desatada en su día por Grecia podría regresar con toda crudeza al seno de la Unión.

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