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"Los productos light han aumentado el número de obesos"

La llegada del verano dispara el consumo de productos light. Ahora, los expertos desmontan las promesas de la industria de "lo ligero".  

La llegada del verano dispara el consumo de productos light. Ahora, los expertos desmontan las promesas de la industria de "lo ligero".  

El deseo de adelgazar se acrecienta a medida que el buen tiempo se acerca. La operación bikini supone un auténtico desafío para una población cada vez más exigente con su físico. A la desesperada, los carritos en el supermercado se llenan de productos bajos en grasas y azúcares que, supuestamente, "no engordan" y "te ayudan a mantener la línea". Dan esperanza, pero hay un pero, sí, aunque nos pese.

Los datos demuestran que la moda alimentaria por "lo ligero" va en aumento. Tan solo, el sector de las bebidas light elevó un 4% las ventas en 2017 con respecto al año anterior, hasta alcanzar el 30% del mercado de los refrescos bajos en calorías. Pocos alimentos quedan ya que no tengan su hermano gemelo en versión "bajo en grasa". Donuts, patatas fritas o quesos ligeros se agolpan en las estanterías demostrando que se puede comer lo que se quiera sin necesidad de subir de peso.

Una promesa que, sin embargo, es demasiado aventurada y, de hecho, dista años luz de la realidad. Así lo afirman ahora expertos en nutrición, obesidad y endocrinología que no han titubeado en desmontar el mito de que lo light "es más sano y nos ayuda a mantener la grasa a raya".

Francisco Botella, médico jefe de Servicio de Endocrinología y Nutrición, tiene muy claro lo que ha supuesto la entrada de productos light en los supermercados españoles en los años 80. "Los alimentos light han aumentado el número de obesos en España", sentencia. "El simple hecho de que se piense que no se engorda al comer un donut light hace que el consumidor en lugar de comerse un dulce se coma tres. Creemos que vamos a poder comer un bizcocho de chocolate o helados sin que subamos de peso porque en la etiqueta pone que es un alimento ligero bajo en grasas. Es totalmente contraproducente", asegura.

El doctor comenta que "antes sabíamos que comer patatas fritas industriales no era muy saludable, con lo que se evitaba incorporar en el menú diario. En la actualidad, la comida, sea del tipo que sea, tiene su derivado light, lo que ha hecho que el consumidor no se prive de esas patatas fritas". El problema, según aclara, es que la alimentación calificada como "ligera" poco tiene de sana, ya que llevaría las mismas grasas saturadas que su producto hermano y del que todo dietista huye.

La revolución light, un invento posmoderno

Pero no sólo este especialista en obesidad cree que la revolución light es un invento de la posmodernidad que tiene al público engañado, ya que a estas declaraciones se suma el Instituto de la Obesidad (IO) en España. En términos legales, un alimento light debe tener un valor energético reducido y aportar el 30% de calorías menos que el producto de referencia. Sin embargo, a la hora de la verdad esto no se llegaría a cumplir del todo. El Instituto, al igual que el doctor, publica en un análisis sobre la industria alimentaria que "muchos consumidores caen en la tentación de ingerir estos alimentos pensando que no engordarán, pero estos productos son muy calóricos".

El IO utiliza como ejemplo una bolsa de patatas fritas: "Normalmente contienen 160 calorías, su homólogo ligero unas 130. En conclusión, estamos aportando, pese al alimento light, 100 calorías más a la dieta". En esta línea, los investigadores señalan que existen numerosos casos en los que, "si se reducen las grasas, los fabricantes aumentan los azúcares o viceversa para garantizar el sabor del producto". A fin de cuentas, parece que estaríamos en las mismas, siendo peor el remedio que la enfermedad.

Desde IO ponen el acento en los refrescos light porque contendrían aspartamo o sacarina en lugar de azúcar. "Han salido estudios que han puesto del revés a la industria alimentaria cuestionando que estos alimentos bajos en azúcares podrían incluso contribuir al aumento de peso y a otras dolencias como la diabetes". El IO fundamenta su tesis en el estudio llevado a cabo por el estudio realizado por el Hospital General de Massachussets, en el que se descubrieron que las bebidas que no lleven azúcar "pueden engordar lo mismo o más".

Ya en Inglaterra, las tesis que ponen en tela de juicio las bondades de los alimentos bajos en grasas llevan resonando en la opinión pública desde hace más de un año. Un reciente informe británico del National Obesity Forum (NOF) y la Public Health Collaboration, titulado Eat Fat, Cut the Carbs and Avoid Snacking to Reverse Obesity an Type 2 Diabetes, reafirmaba las pesquisas de Botella.

"Los alimentos bajos en grasas contienen grandes cantidades de carbohidratos", según resaltaban los científicos ingleses. El estudio añade aseveraciones que subvierten las nobles intenciones de los productos bajos en calorías: "Es el mayor error de la historia moderna". El análisis de la NOF advierte de que "se supriman de forma inminente los alimentos bajos en colesterol" y crucifican todo lo que sea etiquetado como "light". Los motivos que alegan los médicos británicos es que "no se puede quemar un mala dieta". Al fin y al cabo, los expertos vuelven a rescatar lo que ya decían las abuelas desde antaño: Todo lo que esté bueno engorda... Por desgracia y pese a quien le pese.

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