El sector inmobiliario en Estados Unidos está dando síntomas de desaceleración. La venta de viviendas ha caído un 5,3% en el mes de junio, tocando mínimos de hace ocho meses. La cifra de ventas en el sexto mes del año ha sido de 631.000 casas vendidas, 30.000 menos que en el mes de junio de 2017. En mayo ya se notó la caída después de vender 23.000 viviendas menos que en el mismo mes del curso anterior.
No solo cae la venta de viviendas, también lo hace el precio de las mismas. En el caso de los hogares de nueva construcción el precio ha bajado un 4,2% hasta los 302.000 dólares de media, que sigue siendo bastante alto. El motivo puede encontrarse en que la oferta por parte del sector está creciendo. De hecho, en junio se pusieron en el mercado 301.000 viviendas, un 1,7% más que en el mes anterior.
Eso sí, lo que parece claro es que a la hora de buscar una casa que comprar, los estadounidenses prefieren las de nueva construcción. En lo que va de año la venta de este tipo de vivienda ha subido un 6,9% respecto a 2017. Sin embargo, los analistas inmobiliarios creen que al ladrillo le queda poco crecimiento en el mercado. Aunque señala, que al ritmo actual en 6 meses se venderán todas las casas construidas hasta el momento.
Esta mala previsión, ha hecho que las principales constructoras americanas caigan en bolsa entre un 3 y 4%. Aun así, el analista Mark Fleming cree que es una buena noticia para el mercado inmobiliario que se estén construyendo y vendiendo casas a precios bajos.
Para muchos analistas consultados por Bloomberg una de las razones del estancamiento es la calma que mantienen los compradores. Muchos están esperando que el precio de la vivienda baje más para comprar una nueva. De hecho, solo el 65% de los norteamericanos creen que es un buen momento para invertir en ladrillo, el dato más bajo desde 2008 cuando la economía entró en una fuerte recesión.
Sin embargo, esta situación del mercado inmobiliario no tiene nada que ver con la que vivida hace más de una década. En esta ocasión, Estados Unidos se encuentra en un momento de crecimiento económico, con el desempleo tocando mínimos históricos y con unas buenas perspectivas de futuro. Por tanto, los expertos creen que esta corrección del mercado estabilizará los precios, pero no será causante ni alerta de una nueva crisis.