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Hablemos de futuro

¿Es posible un mundo sin dinero en efectivo?

Cada vez son más los que dejan el monedero en casa: ¿estamos ante el fin del dinero en efectivo?

Cada vez son más los que dejan el monedero en casa: ¿estamos ante el fin del dinero en efectivo?
¿El fin del dinero en efectivo? | Agencias

China encabeza la tendencia mundial de pago digital con un 14% de ciudadanos que ya sale de casa sin monedero. Europa le sigue con fuerza. Ya sea a través del móvil, de relojes inteligentes o de plataformas en Internet, los usuarios buscan transacciones más rápidas, seguras y cómodas. ¿Estamos ante el fin del dinero en efectivo?

Cada mañana Yang Wen sale de su casa en Chengdu (en el suroeste de China) con su bolso, algo de abrigo, pero sin dinero. De camino a Trías, la compañía de videojuegos en la que trabaja como asistente del director general, compra el desayuno.

¿Cómo lo hace? Utiliza su teléfono móvil: "Lo uso continuamente en supermercados, en puestos de verdura, para tomarme un bocadillo o un café; aunque lo que compre cueste solo un yuan (0,13 euros)". Wen, de 29 años, es sólo un ejemplo del 14% de chinos que vive sin monedero, según el Informe sobre el Uso de Pago Móvil en China 2017 de Tencent e Ipsos. La tendencia es al alza, según anuncia el estudio.

Pero no hay que irse tan lejos para observar que cada vez son más los que dejan el monedero en casa: el 86% de los europeos de entre 18 y 34 años son asiduos al dinero digital y nueve de cada diez pretende pasarse a este modelo en los próximos tres años, según señala el último Estudio Anual de Pagos Digitales 2017, realizado por VISA.

Los millenialsapuestan mayoritariamente por sus dispositivos móviles como instrumento para controlar sus finanzas, comprar online y realizar pagos cotidianos, como aparcamientos y salidas de ocio.

Suecia, junto con Dinamarca, Noruega y Finlandia, lideran el ranking de los países en los que menos se usa el efectivo: apenas el 1% de los pagos se hace con monedas o billetes. Detrás de este hecho hay una clara apuesta de sus gobiernos para perseguir un mayor control de las transacciones para minimizar el blanqueo de capitales y la evasión de impuestos.

El aparente camino a un futuro sin efectivo está ligado al boom de soluciones tecnológicas y al auge del sector fintech, como se conoce a las industrias financieras que apuestan por la tecnología para mejorar las actividades dentro de este campo. Bancos, compañías de tarjetas de crédito, multinacionales y startups tecnológicas se han subido al carro y ofrecen variadas alternativas innovadoras. El objetivo es hacer el pago lo más rápido, sencillo y seguro posible.

Aplicaciones en el móvil

Las principales culpables de que uno de cada dos chinos utilice efectivo en el 20% de sus gastos mensuales, según este informe, son dos app de pago: Alipy, que pertenece al todopoderoso Alibaba, y WeChat Pay. "Es cómodo y rápido porque sólo requiere escanear el código QR del establecimiento con el teléfono, aceptas la compra y te vas", cuenta Wen.

Aunque estos códigos de barras bidimensionales – y los propios móviles - quedarán obsoletos pronto porque Alipay ya está probando con éxito el pago por reconocimiento facial, al que ha bautizado con el evocador 'Smile to Pay' ('Sonríe para pagar', en inglés).

Espacios donde comprar sin dinero

China parece haberse propuesto ser la incubadora mundial de iniciativas cashless (sin efectivo, en inglés) y otra prueba de ello son los BingoBox, unos supermercados portátiles, a modo de máquinas expendedoras gigantes, en las que puedes vivir la experiencia no sólo de ir a la compra sin tarjetas de crédito o billetes, sino sin que te atienda nadie.

De momento, el éxito ha sido tal que ya hay 300 repartidos por las grandes ciudades del país. Esta misma filosofía es la que ha puesto en marcha Amazon Go, la primera tienda de alimentación de la multinacional Amazon que ha abierto sus puertas en Seattle (EE. UU.): te registras con tu móvil, coges lo que necesitas y te vas. Sin colas, ni cajeros, ni pagos en metálico.

Wearables más allá del móvil

Ya son una realidad los dispositivos físicos que realizan la transacción solo con acercarlos al terminal de pago, como los móviles y otros gadgets wearables. Entre ellos se pueden encontrar los relojes desarrollados por Swatch, los anillos de diseño y sumergibles, y las pulseras de silicona que ofertan ya varias entidades. Hasta VISA ha desarrollado un prototipo de gafas de sol que llevan integradas un chip que está vinculado con una tarjeta bancaria.

Carteras digitales y compra online

Otras tecnologías que ya están muy implantadas en compañías como Amazon, Google Play e Itunes son los sistemas deCard on File, en el que los sitios web almacenan los detalles de pago del usuario para que puedas hacer compras con un solo click. También son muy populares PayPal e Iupay y sus carteras digitales, que son como tener un monedero virtual siempre que tengamos a mano un ordenador, una tableta o un smartphone.

Criptomonedas

Otro tsunami que parece acortar los días del dinero físico es la fuerte irrupción de las criptomonedas, con Bitcoin a la cabeza. Creada por el misterioso Satoshi Nakamoto en 2009, no es más (ni menos) que un archivo informático que, una vez comprado en la red, se guarda en tu dispositivo electrónico. De todas las propuestas virtuales, esta es la más parecida a tener un billete, pero en el mundo digital.

Esto es así porque cada unidad está numerada de manera única y existe un libro contable descentralizado que registra todos los intercambios y que evita que se pueda utilizar dos veces. Pese a la reciente caída de su valor, los bitcoins pasaron de costar 750 dólares (612 euros) por unidad a finales de 2016, a superar los 15.000 dólares (más de 12.000 euros) en diciembre de 2017. Su posible impacto sobre una hipotética desaparición del efectivo es algo que, como su creador, se desconoce.

Rapidez, seguridad, comodidad, lucha contra el fraude fiscal. Son muchas las ventajas que las nuevas tecnologías ofrecen para dejar atrás el efectivo, pero al final será el usuario, y su relación con las tecnologías digitales, el que decida el fin del papel y el metal.

Fuente: Opinno, editora de MIT Technology Review en español

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