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Sánchez manda a Bruselas unos Presupuestos con medio punto más de déficit de lo previsto

Calviño asegura que los PGE para 2019 será la expresión de una "política responsable que conjuga disciplina fiscal y lucha contra la desigualdad".

Calviño asegura que los PGE para 2019 será la expresión de una "política responsable que conjuga disciplina fiscal y lucha contra la desigualdad".
María Jesús Montero, Isabel Celaá y Nadia Calviño, este viernes, durante la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros. | EFE

España crecerá algo menos de lo previsto este año y el que viene. No es mucho, apenas una décima respecto a las anteriores previsiones, pero mantiene la tendencia iniciada desde hace unos meses. El déficit público, mientras tanto, será superior al anunciado. De nuevo, tampoco demasiado, pero un poco por encima de lo que se había anticipado a Bruselas.

El Gobierno de Pedro Sánchez ha aprobado este lunes el Cuadro Macroeconómico que enviará a las instituciones comunitarias. Se trataba de una cita esperada, porque llega apenas unos días después de su acuerdo con Podemos para los Presupuestos Generales del Estado de 2019 (PGE-2019). Y el mensaje que se ha querido transmitir es que todo cuadra: habrá muchos más ingresos aunque los impuestos suben sólo a los ricos; y más gastos, según lo pactado la semana pasada. Pero eso no impedirá ajustarse a las exigencias de la UE en cuanto al déficit. Ésta es, al menos, la versión oficial, la que Nadia Calviño y María Jesús Montero, ministras de Economía y Hacienda, han transmitido en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros.

Así, según estas primeras previsiones del Gobierno socialista, laeconomía española crecerá un 2,6% del PIB este año (la anterior cifra era del 2,7% y el 2,3% el que viene (desde el 2,4%). En cuanto al déficit, Calviño ha anticipado un desequilibrio equivalente al 2,7% del PIB para este año (la última previsión era del 2,6%) y del 1,8% para el que viene. Esta última cifra es muy relevante, porque las últimas proyecciones macro enviadas a Bruselas hablaban de un déficit público del 1,3%: es decir, que lo primero que el nuevo Ejecutivo remite a sus socios comunitarios es una previsión de déficit público para España en 2019 medio punto de PIB superior a la que tenían hasta el momento en sus mesas.

Mientras tanto, en lo que tiene que ver con el empleo, no hay cambios: las previsiones hablan de una tasa de paro del 15,5% para este 2018 y del 13,8% para el próximo año.

Hay que recordar que todas estas cifras no dejan de ser previsiones. Pronósticos que, por muy oficiales que sean y por mucho membrete del Ministerio de Economía que lleven en el encabezado, pueden cambiarse (y se cambiarán) según evolucione la coyuntura económica. Por eso, la presentación del cuadro macro, el Plan Presupuestario anual o el Programa de Estabilidad tiene siempre un porcentaje importante de teatro. Con este Gobierno y con el anterior; en España, en Italia, en Grecia y en Holanda. Lo importante no son tanto las cifras como lo que se transmite con éstas y el mensaje que se quiere lanzar a la opinión pública y el que se quiere que llegue a Bruselas (normalmente no son el mismo).

Este lunes, eso se ha ejemplificado en las dos ministras: mientras Calviño ponía el acento técnico, muy de troika, centrado en la estabilidad presupuestaria; Montero lanzaba los mensajes más políticos, dirigidos al votante de izquierdas y a los grupos con los que tendrá que negociar el PGE-2019. Así, la ministra de Economía ha repetido una y otra vez que las cuentas públicas del Gobierno de Pedro Sánchez están "alineadas" con los objetivos del Pacto de Estabilidad y Crecimiento (PEC) y forman parte de una "política económica responsable que conjuga disciplina fiscal y lucha contra la desigualdad".

De hecho, al menos en cuatro ocasiones más ha reiterado el compromiso del Gobierno con el control presupuestario: "Por primera vez en cuatro años el déficit va a bajar porque el Gobierno aprueba políticas responsables" y no sólo por crecimiento económico, ha asegurado. De hecho, ha apuntado que, si todo se mantiene según lo previsto, "por primera vez desde 2007, España va a tener superávit fiscal primario", lo que servirá para que la deuda pública comience a reducirse "a un ritmo significativo" (al menos en términos de Deuda / PIB, porque en valor absoluto no sería así).

Calviño ha asegurado que las previsiones de crecimiento, ingresos, gastos y déficit están guiadas por el "principio de prudencia" y que las rebajas en las perspectivas para la economía española son las propias de la actual fase del ciclo económico: "Las dinámicas generales no cambian. Es un cuadro macro realista, responsable y alineado con los compromisos con nuestros socios". De hecho, la ministra de Economía ha asegurado que no sólo no estamos ante un Gobierno insensible a las exigencias de los más ortodoxos, sino que las cuentas que presentan contribuirán a "reforzar la disciplina presupuestaria y aumentar la corrección del déficit y la deuda pública". Es más, ha asegurado que no teme un posible contagio desde Italia (el enfrentamiento del Gobierno de este país con Bruselas ha disparado su primera de riesgo) y ha dicho que "el compromiso" del Gobierno de España con esa senda de reducción del déficit es tan evidente que "no tendría por qué haber ninguna duda por parte de los mercados".

Por su parte, Montero se ha quedado con la parte más política del discurso del Gobierno, con una mezcla de ataques a PP y Ciudadanos, por no apoyar las cuentas, y de guiños a los nacionalistas, para que voten a favor de unos Presupuestos que, ha dicho, "no suponen comprometerse" con el Gobierno, sino con los ciudadanos. En este sentido, la ministra de Hacienda ha asegurado que no se plantea una posible prórroga de los Presupuestos de 2018 (si no lograsen los votos necesarios para sacar adelante las cuentas públicas de 2019).

En lo que tiene que ver con el déficit y con el incremento de medio punto del objetivo previsto para el año que viene (del 1,3% que se había pactado con Bruselas al 1,8% que se planteará en este nuevo Plan Presupuestario), Montero ha culpado a la herencia recibida por el PP. Así, ha recordado que fueron los populares los que elevaron el objetivo para este año del 2,2% incluido en los PGE al 2,6% enviado a Bruselas en primavera (ahora el PSOE estima que alcanzará el 2,7%).

En su opinión, aquel 2,2% original que se incluía en los PGE de 2018 era "una falacia", por lo que el 2,7% con el que se cerrará el año hace imposible cumplir con el 1,3% para 2019: "Si se hubiera hecho un PGE-2018 para el 2,2, el año que viene iríamos al 1,3%", ha explicado. Como el déficit finalmente será del 2,7%, ese ajuste de nueve décimas, que el Gobierno asegura que logrará, llevará los números rojos medio punto por encima de lo previsto hasta el momento.

Las cifras

- Prórroga y déficit: Montero ha asegurado que prorrogar los presupuestos del PP llevaría a que el déficit del año que viene alcanzase el 2,2% del PIB, muy por encima del 1,8% que prevé el PSOE si logra sacar adelante sus cuentas y casi un punto del PIB respecto al 1,3% pactado con Bruselas por el anterior Ejecutivo. Ése es el escenario, ha advertido, si no se aprueban los PGE-2019: es decir, que según la ministra de Hacienda, el Presupuesto pactado con Podemos en realidad es austericida (aunque no ha empleado ese término) y supone una reducción del déficit muy superior a la planteada por el PP.

- Techo de gasto: aunque es una pequeña parte del Presupuesto (poco por encima del 30%), se ofrece cada año como indicador de la voluntad del Gobierno respecto al déficit. Hablamos del gasto que depende de la Administración Central. En el documento que enviará a Bruselas, Hacienda anticipa un límite de gasto no financiero de 125.064 millones de euros, un 4,4 % más que en 2018.

- Déficit estructural: una cifra muy importante, porque se supone que mide el desequilibrio real de las cuentas públicas españolas, sin tener en cuenta el momento del ciclo económico. En los últimos años, a pesar de la reducción del déficit total, el saldo estructural apenas se ha movido o incluso ha empeorado. O por decirlo en otros términos: la reducción del déficit se ha debido sólo al crecimiento económico (incremento de ingresos impositivos y reducción de gastos como el desempleo) y no a las medidas tomadas. En este tema, Calviño se ha vuelto a poner la gorra de la ortodoxia presupuestaria y ha asegurado que en 2019 el déficit estructural caerá en el equivalente a 4 décimas del PIB (unos 5.000 millones de euros).

- Déficit o superávit primario: es la cifra de déficit que se obtiene sin tener en cuenta el pago de intereses. Calviño ha asegurado que en 2019 volverá a haber superávit primario tras una década (el Gobierno del PP se acercó a este objetivo en 2017 y en los PGE-2018 pero nunca lo logró)

- Deuda pública: el Gobierno prevé que pase del 98,1% del PIB en 2018 hasta el 95,5% en 2019, "el doble" de ritmo de reducción que el previsto por el PP, ha asegurado Calviño. La caída no sería tanto por la amortización de deuda (que no habrá) como por el efecto de la contención de nuevas emisiones unido al crecimiento económico (Economía prevé que el PIB nominal crezca un 4,1% en 2019).

- Gasto: crecerá en 5.230 millones, 3.238 millones por los compromisos presupuestarios del PP (como subir el sueldo a los empleados públicos) y 1.992 millones por el Pacto PSOE-Podemos (hay que recordar que esta cifra es la que corresponde, dentro de las medidas del pacto, a la Administración Central).

- Ingresos: subirán, según las previsiones de Hacienda, en 11.724 millones de euros. El crecimiento económico aportará 6.413 millones, las nuevas figuras impositivas unos 3.411 millones (de nuevo, sólo para la Administración Central, a esto habría que sumarle lo que le toca a regiones y ayuntamientos) y las tasas unos 1.500 millones más.

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