Día sí y día también. La oleada de robos en los pueblos situados al norte de la sierra de Guadalajara se producen a diario. La comarca se ha convertido en territorio comanche después de que la Subdelegación del Gobierno decidiera trasladar a los veinte agentes de la Guardia Civil a otro destino. Las bandas de ladrones están atemorizando a los 1.000 habitantes de los veinte municipios en desamparo. Lo cierto es que los ladrones no les hacen ascos a nada y arramplan con todo lo que pueden, ya que saben que los agentes de la Guardia Civil disponibles pueden tardar hasta una hora en llegar al lugar del delito. Los atracos, por tanto, se realizan con toda la tranquilidad del mundo.
"Robaron en mi casa y llegaron a llevarse hasta las magdalenas y chucherías que había en la cocina. Mientras iban cargados con el botín comieron de camino a la furgoneta gusanitos, donuts, regaliz, y dejaron todos los envoltorios de las magdalenas, chupachups y patatas por el suelo", relata con indignación Eduardo Álvarez, alcalde de Saúca, un municipio de 50 habitantes. "Están desafiándonos a todos. Los chorizos se ríen. Saben que no los van a detener, ya que no hay policías, y comen en nuestras cocinas mientras están cogiendo cosas", cuenta el primer edil y presidente de la Mancomunidad de sierra de Guadalajara.
Alcolea del Pinar es otro de los pueblos favoritos de los cacos desde que despareciera el cuartel de la Guardia Civil. Cerca del lugar se encuentra el Hostal El Cercao. Una de las socias, Patricia, se encontraba durmiendo cuando los delincuentes entraron en el bar del hotel y decidieron que esa noche habría juerga. "Robaron 25 botellas de vino caro, todo el whisky, tabaco, el dinero que había en la caja y en el bote, unos 800 euros en total", lamenta la propietaria, quien dice vivir en "un miedo continúo".
Joyas, gallinas y comida de la nevera
Pero no sólo los hogares guadalajareños de esta pedanía son pasto de los malhechores. El consistorio de Saúca fue asaltado sin ningún reparo. "Han robado hasta en el Ayuntamiento. Rompieron una puerta de 1.200 euros y lo destrozaron todo buscando dinero", narra el alcalde.
Quizás el robo más insólito sucedido recientemente fue el de veinticinco gallinas. Según explica Álvarez, "se las llevaron de noche porque las gallinas no hacen ruido, están dormidas en su palo y llegas con un saco y las aves ni se enteran, ni cacarean. Después se llevaron otras gallinas de otra nave. Son expertos en todo". Tanto es así que en el Motel Saúca, con sus dueños dentro, "abrieron sus máquinas tragaperras y se llevaron todas las monedas", señala el primel edil guadalajareño.
Lo cierto es que casi todos los hogares de la zona han sido allanados, batiendo récords en número de robos. "Los atracadores ya se conocen todas la casas aunque nadie los ha visto aún, van con pasamontañas y los propietarios suelen estar durmiendo", señala el presidente de la Mancomunidad. Ni la Iglesia se ha librado de la visita de los ladrones, quienes, por seguro, no creen en ningún castigo divino. Mientras los vecinos estaban reunidos precisamente por esta epidemia en Alcolea del Pinar, los ladrones aprovecharon para sustraer 300 litros de gasoil del depósito de la caldera que tiene la parroquia Nuestra Señora del Rosario. Cerraduras rotas en garajes, joyas desaparecidas, ordenadores, teléfonos, ahorros que al día siguiente ya no están, bares esquilmados, supermercados... Allí no hay quien viva.
La ley del Oeste
El malestar ante el pillaje ha supuesto un cóctel de nervios, enfado, impotencia e indefensión de los lugareños. "Cuestiones económicas es la respuesta que nos ha dado el subdelegado del Gobierno, Ángel Canales, quien dice que han bajado los presupuestos destinados a la Guardia Civil y no tienen efectivos que puedan protegernos", aclara Eduardo Gómez. "Aquí muchos son cazadores y algunos llegan a dormir con la escopeta debajo de la almohada y con un ojo abierto", declara el presidente de la plataforma vecinal.
Palos, cuerdas o bates de béisbol son algunas de las armas que ya esconden los habitantes de las aldeas de Guadalajara en sus domicilios. "Qué vamos a hacer, imagina que no sabes si van a entrar en cualquier momento por la ventana", confiesa la copropietaria del Hostal El Cercao. De momento, en Alcoa del Pinar ya se han formado patrullas vecinales por la noches. "Se han organizado turnos de chicos jóvenes que hacen la ronda toda la madrugada en coche", describe Álvarez.
Este próximo sábado 8 de diciembre, los 1.000 vecinos han convocado una manifestación con la que pretenden llamar la atención del Gobierno de Pedro Sánchez. Las víctimas de los robos han asegurado que desean poner fin a esta grave situación antes de que "ocurra una desgracia".