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Ocasio-Cortez, la 'Irene Montero' de EEUU, acusada de prácticas irregulares

De origen puertorriqueño, Ocasio-Cortez forma parte de la organización Socialistas Democráticos de América, un grupo de izquierda radical.

De origen puertorriqueño, Ocasio-Cortez forma parte de la organización Socialistas Democráticos de América, un grupo de izquierda radical.
Alexandria Ocasio-Cortez | Wikipedia

Su nombre es Alexandria Ocasio-Cortez, aunque en los medios de comunicación y las redes sociales se habla de ella empleando sus iniciales, AOC. Nació en Nueva York y, con apenas 29 años, se ha comprometido en ser la congresista más joven de la historia de Estados Unidos, después de las elecciones legislativas del pasado mes de noviembre.

De origen puertorriqueño, Ocasio-Cortez forma parte de la organización Socialistas Democráticos de América, un grupo de izquierda radical que solo cuenta con dos parlamentarios en sus filas. Cursa sus estudios en la Universidad de Boston, donde se graduó en relaciones internacionales y economía. Completada su formación superior, trabajó como camarera en el Bronx, lanzó un proyecto editorial y se incorporó a distintas organizaciones de activismo político.

Su salto a la política empieza a ser más evidente en 2016, cuando se suma a la campaña de Bernie Sanders, que fue derrotado por Hillary Clinton en el proceso de primarias que decidió la candidatura presidencial del Partido Demócrata. Sanders defendió un mensaje abiertamente socialista y consiguió un importante seguimiento en ciertas esferas, como las universidades o las redes sociales. Ya en 2018, AOC se presenta a las elecciones legislativas y sale elegida congresista por el décimo cuarto distrito de Nueva York. Su triunfo le ha valido una portada de la revista Vanity Fair y un documental de Netflix que cuenta con más de 10 millones de dólares de presupuesto detrás.

Propuestas radicales

AOC defiende la monetización de deuda pública, en línea con los postulados de la Teoría Monetaria Moderna que tantos adeptos ha captado en los márgenes de la izquierda. Se opone a la gestión privada de servicios públicos, aboga por una notable expansión del rol del Estado en la educación y la sanidad y se niega a condenar abiertamente al tirano socialista venezolano Nicolás Maduro.

En clave medioambiental, ha afirmado que "el mundo acabará en doce años si no nos tomamos en serio el problema del cambio climático". Su respuesta a dicha amenaza pasa por movilizar 2,5 billones de dólares para financiar inversiones verdes (el llamado Green New Deal). Estos recursos se obtendrían a través de subidas de impuestos, recargos de hasta el 70% aplicados a las rentas altas y mayores niveles de endeudamiento público.

Acusaciones de malas prácticas

Por el flanco de la derecha, las críticas a la congresista neoyorquina no han tardado en llegar. Por descontado, no pocos analistas liberales y conservadores consideran que sus propuestas son nefastas. Incluso en la izquierda moderada hay quienes recelan del radicalismo de la Irene Montero de EEUU. Sin embargo, los ataques más duros tienen que ver con las malas prácticas en que habría incurrido durante su campaña.

El grueso de los ataques tienen que ver con su postura respecto a la financiación privada de candidaturas políticas. Según AOC, las inyecciones de capital por parte de grandes empresas van en detrimento de la democracia, puesto que los aspirantes con más recursos se imponen gracias a la ayuda que reciben por parte de los grupos de poder.

No obstante, hay diversas cuestiones que ponen en entredicho este relato. De entrada está la evidencia práctica de la propia AOC, que venció en las primarias de su partido con 18 veces menos presupuesto que su rival. Algo parecido podría decirse del triunfo de Donald Trump frente a Hillary Clinton en las elecciones republicanas. Pero, además, en el caso de AOC se da la casualidad de que su campaña contó con aportaciones económicas desembolsadas por distintos grupos de poder: sindicatos, lobbies o empresas de las finanzas, los seguros, el sector inmobiliario o la salud. Un caso de hipocresía en toda regla.

Pero la cosa no acaba aquí. El pasado mes salieron a la luz diversas informaciones periodísticas que desglosan los pagos recibidos por Riley Roberts, pareja de la congresista, a través de distintos vehículos empresariales asociados con AOC. La trama ha sido denunciada ante la Comisión Electoral Federal y está siendo investigada.

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