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EDITORIAL

La izquierda ofrece expolio y la derecha, libertad

La izquierda española ofrece el peor rostro del socialismo, una mezcla de clientelismo político, expolio fiscal y bolivarianismo económico.

España se juega mucho en las próximas elecciones generales, y no solo a nivel institucional, ya que la economía también jugará un papel determinante a corto y medio plazo. Los principales partidos en liza han presentado esta semana sus particulares programas económicos y las diferencias entre unos y otros son abismales. A diferencia de lo que ha sucedido en los últimos años, donde las políticas económicas de PSOE y PP, si bien con matices, compartían múltiples puntos en común, la actual campaña electoral se caracteriza por el amplio abanico de opciones existente. Y, dado que la ausencia de mayorías claras exigirá, sí o sí, la constitución de alianzas políticas, los programas económicos se pueden dividir en dos grandes bloques, uno de izquierda, formado por PSOE y Podemos, y otro de centro-derecha, constituido por PP, Cs y Vox.

Pedro Sánchez ha asumido buena parte de los postulados de la extrema izquierda y eso se nota, y mucho, en el diseño de su programa electoral, especialmente en materia económica y fiscal, donde los socialistas apuestan por un intenso intervencionismo estatal, una fuerte subida de impuestos y un crecimiento desmesurado e irresponsable del gasto público, con la única finalidad de comprar votos, a imagen y semejanza del ruinoso modelo que desarrolló el PSOE en Andalucía a lo largo de los últimos 40 años. Los decretazos que aprueba el Gobierno en cada Consejo de Ministros, además de suponer un insulto a la democracia y el Estado de Derecho, se traducirán en más déficit y deuda pública, justo en un momento en el que la desaceleración de la economía y el convulso contexto internacional amenazan con truncar la recuperación. Si a ello su suma la obsesión de Sánchez por derogar las escasas reformas aprobadas por Rajoy y por repetir buena parte de los errores que cometió Zapatero, España tiene todas las papeletas para recaer de nuevo en la crisis.

Lo peor, sin embargo, es que el socio de Sánchez, Pablo Iglesias, aspira a poner en marcha el modelo bolivariano en España, el mismo que ha llevado a Venezuela a la más absoluta ruina. Su promesa de nacionalizar industrias, expropiar viviendas y asestar la mayor subida de impuestos de la historia conducirán al país de cabeza a la bancarrota en caso de llegar a aplicarse. Los programas económicos de PSOE y Podemos no miran a Portugal, donde el nuevo Gobierno de izquierdas se ha caracterizado por la moderación presupuestaria y el mantenimiento de las reformas aprobadas, sino a Grecia e Italia, los dos furgones de cola de la zona euro.

El bloque del centro-derecha, por el contrario, ofrece, en mayor o menor medida, más libertad económica, una menor presión fiscal y unos servicios públicos más eficientes. La propuesta estrella del PP consiste en una sustancial rebaja de impuestos, de hasta 16.000 millones de euros, y un revolucionario modelo de blindaje fiscal sobre el ahorro para complementar las pensiones del futuro, así como una economía mucho más dinámica y atractiva para la creación de riqueza y empleo. Cs, por su parte, también apuesta por selectivas reducciones fiscales y por mejorar el marco institucional, clave para el buen desempeño económico. Mientras que Vox ha presentado un detallado y ambicioso plan económico, lleno de novedades y buenas ideas, cuya implementación se traduciría, sin duda, en un enorme espaldarazo al crecimiento del PIB, las rentas de las familias y la reducción del paro. La combinación de fuertes rebajas de impuestos y profundas reformas estructurales que plantea Vox, tanto a nivel económico como estatal, demuestra, por un lado, la ausencia del populismo que tanto se le achaca por parte de la izquierda política y mediática, y, por otro, su consolidación como un partido serio y responsable para ejercer el poder.

La izquierda española, en definitiva, ofrece el peor rostro del socialismo, una mezcla de clientelismo político, expolio fiscal y bolivarianismo económico, cuya implementación empobrecerá as todos los españoles. El centro-derecha, muy al contrario, apuesta por la libertad y prosperidad del país. Ahora, serán los votantes los que se decanten por una u otra alternativa.

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